Al parecer, este curioso comportamiento se debe a una reacción bioquímica en cadena que la ciencia todavía no puede explicar completamente. Se trata de hormigas prácticamente ciegas que se guían principalmente por el olor. Todo comienza con una hormiga andando en círculos y que produce un aroma que incita a que otra hormiga le siga hipnóticamente y así sucesivamente, con el tiempo pueden llegar a reunirse grupos de miles de hormigas, llegando a abandonar incluso sus tareas y uniéndose al tornado que les conducirá a la muerte.
Este asombroso fenómeno fue registrado por primera vez por el naturalista Charles William Beebe, quien en 1921 observó una enorme espiral de hormigas de 365 metros de longitud y en la que los insectos tardaban más de dos horas en dar una vuelta completa.