Un pulpo macho, por ejemplo, puede adquirir una tonalidad carmesí si ve a una hembra o si está enojado o asustado.
El pulpo puede complementar el cambio de color con extrañas alteraciones de textura, haciendo brotar pequeñas protuberancias en toda su piel.
Si trata de esconderse, puede utilizar el color y la textura como camuflaje, fundiéndose perfectamente con su entorno. En los cefalópodos el control del color exterior es nervioso, las células elásticas de pigmento de su piel, conectadas con fibras musculares, pueden expandirse (para diluir el color) o contraerse (para concentrar el color), lo que permite al animal producir complejas combinaciones de rayas, franjas o puntos en toda la superficie de su cuerpo.
Señales luminosas en sepias
Señales luminosas en pulpo
Señales luminosas en pulpo