La relación entre la forma de su cuerpo y el tamaño diminuto de sus alas, hace que el vuelo de las abejas sea todo un prodigio, ya que la naturaleza no les ha dotado de una buena aerodinámica.
A diferencia de otros insectos voladores cuyas batidas de alas están entre los 145 y 165 grados, la batida de las abejas es muy corta, de menos de 90 grados; pero su aleteo se realiza a mucha velocidad, concretamente a una frecuencia de 230 aleteos por segundo.
La razón de esta velocidad anómala es sencilla: las abejas dedican gran parte de sus vuelos a permanecer en suspenso en el aire, ya sea mientras recolectan el polen de las flores, ya sea en maniobras de aterrizaje, en las que el tremendo peso que deben transportar se convierte en una dificultad añadida. Así, cuanto más rápido sean capaces de aletear, tanto más sencillo será para ellas moverse en estacionario. Se trata de una técnica similar a la del vuelo del colibrí.
Grabados a 5000 fotogramas por segundo, estos 2 vídeos nos muestran con todo lujo de detalles cada movimiento que realizan estos extraordinarios insectos cuando emprenden el vuelo.


Con la tecnología de Blogger.