Desgraciadamente todos, tengamos un mayor o menor consumo de televisión o incluso ninguno, estamos sometidos a un flujo casi constante de publicidad. Salvo que vivamos una experiencia alejada de la civilización, en nuestro día a día consumimos publicidad, de camino al trabajo o a la escuela, en marquesinas, postes o en plataformas anexas a la carretera.
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