La imagen de este post, participa del concurso para seleccionar las mejores fotos del concurso Wildlife Photographer of the Year, organizado por el Museo de Historia Natural de Londres. 

La foto del macaco y el iPhone es pura metáfora, se presta a infinitas lecturas. En el fondo, es una escena captada justo en el momento adecuado, como todas las grandes fotos. La hizo el fotógrafo holandés Marsel van Oosten y arrasa en Internet por su doble sentido. Pero, ¿cómo se tomó realmente?

Van Oosten, fotógrafo profesional especializado en naturaleza, tomó la imagen en Jigokudani, Japón. Se trata de una zona dentro del Parque Natural Jōshin'etsu-kōgen en la que abundan las aguas termales naturales. Allí acuden cientos de macacos a pegarse un baño y... relajarse.

Van Oosten descubrió hace años el lugar cuando aún era una zona tranquila a la que solo acudían macacos y un puñado de visitantes. Ahora se ha convertido en una pequeña atracción turística en la que todo el mundo quiere una foto de los animales.

En una de sus visitas recientes, Marsel se fijó en una imprudente turista haciendo fotos a un macaco, cada vez desde más y más cerca. El mono, de repente, le arrebató el iPhone de las manos y se fue a mitad del pequeño lago de aguas termales a probar su nuevo juguete. Como cuenta el propio fotógrafo: La dueña comenzó a gritar de agonía, pero el macaco estaba demasiado fascinado con su nuevo juguete. [...] Cuando el macaco decidió hacer serias pruebas de resistencia del iPhone bajo el agua , la dueña casi se desmayó.

El móvil no resistió. La situación, a cambio, nos ha dejado una gran imagen: la inquietante similitud entre un macaco y un humano fascinados por el móvil.




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