“El uso del transporte público conlleva una gran cantidad de actividad física añadida, como el paseo hasta la parada o la carrera por las escaleras para coger el próximo tren, que quien va en coche no tiene”, aseguraba Ellen Flint, una investigadora del London School of Hygiene and Tropical Medicine en el que se ha realizado el estudio. De hecho los investigadores aseguran que dejar el coche en casa debería ser parte de los consejos de dietistas y endocrinos cuando alguien se pone a dieta. De hecho, las autoridades británicas van a utilizar este estudio para promocionar el uso del transporte público en la ciudad de Londres, por ejemplo.
Por otra parte, también hay estudios previos que aseguran que los atascos que aguantamos quienes vivimos en las grandes ciudades cada mañana también son perjudiciales para nuestra salud. Uno realizado por Tom Tom en un atasco de operación retorno de vacaciones, en el que se midió el nivel de cortisona en la saliva de los conductores, se halló que las mujeres sufren un aumento de estrés del 8,7 %, mientras que el de los hombres se dispara un 60 %. Aunque la mayoría de ellos, cuando eran preguntados, no eran conscientes de ello. Y según David Moxon, el psicólogo que ha dirigió el estudio, esta diferencia se debe a una razón evolutiva: “Los hombres muestran una fuerte respuesta psicológica de lucha. Además, el hecho de que no siempre sean conscientes de esto indica que conducir habitualmente con tráfico denso puede tener un profundo efecto en su salud“.