Desde muy pequeños, las personas somos muy receptivas a los sonidos rítmicos y musicales, y estos son capaces de despertar en nosotros determinadas emociones incluso antes de saber hablar y tener uso de razón. Una magnífica prueba es este video en el que podemos observar las muy diferentes reacciones que tiene este bebé al escuchar música clásica y música de percusión. Mientras que la primera le hace quedarse quieto e incluso al borde del llanto, la segunda lo anima a bailar y le pone una sonrisa en la boca.
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