El equipo de investigadores, liderado por Liila Taruffi, pidió a 772 personas (408 europeos y el resto de Asia y Norteamérica) responder a un cuestionario sobre qué tan seguido escuchaban canciones tristes, las situaciones que los llevaban a hacerlo, y las emociones que evocaban en ellos.
Encontraron que la música triste evocaba una amplia gama de complejas emociones en los participantes, como nostalgia, tranquilidad, ternura y trascendencia. Los resultados mostraron que la nostalgia era la emoción más frecuente, presente en el 76% de los casos, seguida por la tranquilidad con un 57.5%.
De acuerdo con los científicos, estas son emociones saludables que nos ayudan a sentirnos bien. Escuchar música triste aporta consuelo y ayuda a regular los estados de ánimo negativos. De esta manera, podría aportar beneficios emocionales. Puesto que un gran número de participantes reportó escuchar este tipo de canciones en situaciones de estrés emocional o al sienten solos, sospechan que podría ser una forma de auto-medicación.
El estudio, publicado en la revista PLOS ONE, concuerda con investigaciones previas que indican que la música triste genera cambios químicos en el cerebro que nos ayudan a superar el dolor emocional. De acuerdo con el Prof. David Huron, de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, el género musical aumenta la producción de la hormona prolactina, la cual ayuda a combatir la depresión.