Cuando tienen cachorros, a muchas perritas les cambia el carácter por completo. Se vuelven mucho más tranquilas y, de pronto, tienen esa actitud de madraza que no se sabe muy bien cómo la han aprendido. Sin embargo, hay otras mamás que no pierden ni un ápice de energía y se involucran activamente en la educación y en la diversión de sus cachorros.
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