A propósito del atentado de los fanáticos islamitas contra el semanario Francés donde murieron 12 personas esta semana, mucho se ha hablado. Las opiniones van desde la condena hacia ese acto, hasta la inexplicable justificación a la acción de los dementes asesinos. 

Lo que queda claro es que un acto intelectual debe ser combatido a nivel del intelecto, y no a través de la agresión y la muerte como hacen los asesinos que "defienden" el islam. Si ante un ataque intelectual, llámese crítica o burla, respondemos con un asesinato dejamos de ser seres pensantes para convertirnos en seres inferiores a los animales, los que matan, únicamente, para sobrevivir.

Hoy en día estamos dominados por la hipócrita cultura de lo "políticamente correcto", donde no podemos decir que no simpatizamos con algo, so pena de ser juzgados por los demás, y hasta por la propia justicia. Hoy me tienen que agradar los homosexuales, y los negros, y los musulmanes y todo lo que esta sociedad convertida en manada de ovejas lo disponga.

Si a mi me gusta el reggaeton y lo critican ¿no me están discriminando? Si los reggaeroneros son considerados incultos, machistas y descerebrados, ¿no es eso un tipo de discriminación? Porque hoy en día todo es discriminación. Hasta decirle ciego a un tipo que no ve, es discriminar. Y los idiotas que caemos en esa tolerancia hacia los intolerantes, nos dejamos dominar por esa cultura de la "no discriminación" y nos vemos obligados a soportar cosas insoportables sin siquiera poder emitir una opinión para no ser sojuzgados. Esa gente que tanto defiende la "libertad" y el "no discriminar"  me está quitando, con alegría y anunciándolo a los cuatro vientos,  el derecho de manifestar que no me gusta algo y me obligan a sumarme a la hipocresía generalizada de la "tolerancia", pues no hacerlo es "políticamente incorrecto" (La censura es cosa de tontos idiotas porque es lógico que aunque yo me calle, sigo pensando lo mismo...me obligan a callar, pero por ahora no pueden obligarme a no pensar...)

En Uruguay se ha prohibido el uso de la palabra "negro" para designar a una persona que es "negra" (WTF!) (¿Censura? No! no es censura! es una forma de evitar la discriminación...). A quienes les gusta el fútbol tal vez recuerden a Obdulio Varela campeón mundial del 50 frente a Brasil. A Varela desde siempre le dijeron "El Negro Jefe". Pues bien, despues de que utilizar la palabra "negro" pasó a ser incorrecta, el emblemático nombre se transformó en "El Afrodescendiente Jefe", lo cual es una estupidez tan grande que llegaron al punto que en una exposición hecha en la capital del país hubo que pedir permiso (inaudito) para poder utilizar el apodo original de "Negro Jefe" para que las organizaciones involucradas no se sintieran ofendidas. Si eso no es la culminación de la estupidez, andamos cerca. Tal vez lo mas cercano a esa glorificación de la idiotez esté dado por el hecho de que el idolatrado mundialmente José Mujica, haya tomado como una de las últimas decisiones de su gobierno el hecho de "importar" terroristas de Guantámo, en una obsecuencia y genuflexia hacia los EEUU digna de los gobiernos sumisos y pro imperialistas que él mismo critica.

Y llegado a este punto de tener que lentamente ver como gente que tiene el islam como su religión haya empezado a "invadirnos" incluso con el beneplácito del gobierno, me he encontrado con una reflexión acerca de esta "invasión silenciosa", emitida por un lector de la página Infobae y que comparto plenamente, que con acierto dice: Es una guerra que estos fanáticos mantienen a través de cientos de generaciones y que comenzara antes de las Cruzadas, y que a pesar y pasar de los años no adquirieron más que un débil barniz de civilización muy pronto deslavado ante los cruentos hechos que diariamente el resto del mundo observa consternado. No por nada estos fundamentalistas hablan de una guerra que ya dura para ellos 1400 años. Muy similar a la apatía con que muchos países democráticos demuestran al avance insidioso de un marxismo comunista disfrazado de populismo socialista, Occidente indolentemente sigue recibiendo musulmanes que lenta pero continuamente van ocupando espacios, barrios y ciudades. Sin poder criticar esa inmigración por riesgo de violar principios democráticos y de libertad hoy muchos ciudadanos ignoran si sus vecinos son personas honestas que meramente alaban a Alá o fundamentalistas vestidos de corderos esperando el momento a que les ordenen asesinar a mansalva a cuantos infieles puedan. No solo los americanos, franceses o alemanes son sus enemigos, religiosamente todo cristiano (o ateo) sin importar la nacionalidad es un infiel a quien llegada la oportunidad con todo entusiasmo religioso le cortaran la cabeza, violaran sus mujeres y venderán a sus hijas.

El peligro mayor, lógica y tácticamente no vendría de sus machetes sino de su fanatismo que los impulsa a inmolarse entusiastamente y del riesgo al acceso que pudieran tener de naciones aliadas como Irán a materiales nucleares. Llegado a este punto es fácil imaginarse la hecatombe mundial que ocurriría.

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