Los resultados son increíbles, y aunque está claro que probablemente, y según qué situaciones, si lo vemos en vivo podamos apreciar la diferencia es un salto importante con respecto a todos los sistemas de iluminación actuales, incluidos gran parte de los del cine.
¿Cómo lo consigue? El método exacto es secreto industrial pero la esencia del mismo radica en nanopartículas que, unidas a un mecanismo específico, consiguen recrear el principal tamiz que se interpone entre el Sol y nosotros: la atmósfera. La atmósfera es el principal responsable de cómo llega la luz a la superficie terrestre y por eso varía dependiendo de si estamos en un país nórdico, una latitud tropical o una mediterránea, por ejemplo.
Sus responsables afirman que ninguna de las fotos ha sido manipulada digitalmente y que varias pruebas hechas con voluntarios aleatorios demostraban cómo estos eran incapaces de percibir la diferencia. Las posibilidades son casi infinitas: hospitales, aparcamientos, subterráneos o en el cine.