¿Qué relación existe entre el valor del dólar en Uruguay y la violencia doméstica? El sentido común llevaría a pensar que ninguna. Sin embargo, un estudio presentado por el economista Ignacio Munyo, en la asamblea anual de ex alumnos de la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo (UM) indica lo contrario.

Munyo, director del Centro de Economía, Sociedad y Empresa de la UM, presentó un estudio titulado "Los datos hablan, ¿sabemos escucharlos? Cuantificando el sentido común", en el que mide, entre otros aspecto, el impacto en la reincidencia de la asistencia a los presos cuando son liberados, el aumento de las rapiñas entre los beneficiarios de las asignaciones familiares, la incidencia del cambio de hora o del cansancio en el delito, y la frustración como elemento para cometer rapiñas.

El último capítulo del informe presentado por Munyo mide la violencia doméstica desde el punto de vista de la dependencia económica, en particular la relación causal entre la brecha de ingresos por género y la agresión contra la mujer en el hogar. Aquí, Munyo distingue entre el enfoque socio-cultural que indica que hay mayor violencia hacia la mujer cuando ésta gana más que el hombre, y el enfoque alternativo de economistas, que dice que un aumento del ingreso de la mujer le brinda una protección implícita dentro del hogar.

Munyo dice que "aunque parezca mentira" el tipo de cambio incide en la violencia doméstica. Menciona por ejemplo que entre junio de 2002 y enero de 2004, con la devaluación del peso uruguayo, el tipo de cambio real se depreció en un 58%, mientras que la violencia doméstica se incrementó en un 35%. En cambio, entre enero de 2004 y febrero de 2009, con la revalorización del peso, el tipo de cambio real se apreció un 29%, mientras que la violencia doméstica se redujo en un 23%.

Para su informe, Munyo toma en cuenta los dos grandes sectores productivos de la economía: el sector transable que incluye la producción de bienes y servicios comercializables con el exterior, y el sector no transable que incluye bienes y servicios no comercializables con el exterior. Y cómo evolucionan los salarios en estos sectores en función del valor del dólar. En este sentido, explica que el tipo de cambio real no es más que la relación de precios entre bienes transables que evolucionan con el precio del dólar y bienes no transables que se fijan a nivel doméstico.

Teniendo en cuanta que en Uruguay los hombres trabajan más en los sectores transables como el primario o manufacturero, y las mujeres en sectores no transables como el de servicios, Munyo concluye que los "cambios significativos en el tipo de cambio real tienen un impacto diferencial en los salarios de los hombres y de las mujeres". Esto en parte porque los salarios de los hombres con respecto al de las mujeres se mueven al compás de las variaciones en el tipo de cambio real. Mientras que entre 2002 y 2004 los salarios percibidos por los hombres en relación a los de las mujeres en Montevideo aumentaron de 1,52 a 1,58, entre 2004 y 2010 este ratio se redujo de nuevo a 1,52. "Encontramos que un aumento en el tipo de cambio real tiene un efecto más fuerte sobre la violencia doméstica en los barrios en que la proporción relativa de los hombres en los sectores transables es mayor", afirma Munyo.

Su estudio "confirma lo que es natural pensar, que las políticas orientadas a reducir la brecha potencial salarial por género tendrían consecuencias positivas sobre la violencia doméstica". Y al mismo tiempo "también sugieren algo que hasta ahora no era nada natural pensar: que el ciclo económico debería ser tomado en cuenta en el diseño de acciones para prevenir agresiones contra las mujeres en el seno del hogar".

"Ahora también sabemos que las fuertes devaluaciones que traen aparejadas ganancias de competitividad para la economía en general, tienen como daño colateral un incentivo al aumento de la violencia doméstica".

El informe de Munyo estudio también el impacto de las políticas de asistencia monetaria en los sectores de más bajos ingresos. El 1,5% de los hurtos y rapiñas en Montevideo "se explican exclusivamente" por el pago de las asignaciones familiares, mientras en Brasil el programa equivalente (Bolsa Familia) redujo el delito. "¿Cómo es posible? ¿Qué tenemos de especial los uruguayos?", se preguntó. Y responde: "A diferencia de lo que sucede en Brasil, el pago de las asignaciones familiares se hace en efectivo", y esto convierte a los que reciben el beneficio en un "botín" para los delincuentes.




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