Entre los objetivos de la carrera de un actor no se encuentra precisamente el de trabajar en malas películas. Su ambición les lleva a buscar proyectos serios que catapulten su carrera, la baza más segura, o una vez consolidados en la industria del cine, apostar por nuevos filmes, porque pueden permitírselo y quieren probar cosas nuevas, enfrentarse a retos para salir fortalecidos.
Pero en ocasiones esas decisiones terminan jugándoles una mala pasada. ¿Cómo es posible que actores de la talla de Robert De Niro y Al Pacino, con premios Oscar y otros galardones a su nombre, hayan sucumbido a películas como Asesinato justo (España) Las 2 caras de la ley, por aquí?
Los intérpretes que han demostrado su talento durante toda su carrera, pueden permitirse uno o dos patinazos, y salir ilesos. Otros, los más afortunados, consiguen volver de la oscuridad renovados tras deshacerse de lastres que les habían dejado fuera de juego, como Ben Affleck después de «Gigli, una relación peligrosa» o Matthew McConaughey, asombrando a todos con su reinvención y ganando un Oscar después de años participando en mediocres comedias románticas.
Pero otros no tienen tanta suerte. Negocian proyectos para impulsar sus carreras y se topan con un muro que les impide escalar puestos. Un muro que bloqueará su futuro en el séptimo arte. Todo por una elección. Una mala y seguramente bochornosa elección que no han sabido superar.
Recopilamos cinco actores que arruinaron su carrera por formar parte de ciertas películas.
Hayden Christensen en «La guerra de las galaxias. Episodio II»
Debido a la diferencia de edad significativa entre Anakin Skywalker en el «Episodio I» y «Episodio II», George Lucas tuvo que reformular el papel. Eligió a Hayden Christensen, que venía del aclamado drama «La casa de mi vida» (por la que obtuvo una nominación al Globo de Oro, entre otros reconocimientos).
Christensen quizás pensó en ese momento que se beneficiaría de la exposición mediática que parecían garantizar las últimas dos precuelas de George Lucas, y que éstas le catapultarían hasta la estratosfera, pero en lugar de eso se convirtió en una de las figuras más vilipendiadas en «Star Wars».
Aunque existe cierto debate sobre si fue la capacidad de actuación de Christensen o los pobres diálogo escritos por George Lucas lo que lo arrastró hacia el foso, el actor nunca fue capaz de superar la gran sombra que ese papel volcó sobre él.
Por si sirve de algo, Christensen ha sido capaz de lograr críticas positivas por su trabajo en películas más pequeñas, como «El precio de la verdad» (por la que ganó mejor actor en el Festival de Cine de Las Palmas). Pero en realidad no volvieron a confiar en él para grandes producciones (con la excepción de «Jumper»).
Su carrera estuvo llena de promesas, por lo que cabe preguntarse lo que podría haber sido sido este actor si hubiese seguido los pasos de Leonardo DiCaprio (has leído bien) y hubiera rechazado el papel de Anakin cuando tuvo la oportunidad.
Elizabeth Berkley en «Showgirls»
Elizabeth Berkley estaba buscando mejorar la imagen que cosechó interpretando a la inteligente Jessie Spano en la comedia adolescente «Salvados por la campana» cuando aceptó el papel principal en el drama erótico de Paul Verhoeven.
La película generó mucha atención, ya que fue el primer NC-17 en recibir un gran estreno en los cines estadounidenses. Después de que Verhoeven lanzara exitosamente a Sharon Stone al estrellato con su otra película «Instinto básico», la esperanza era repetir la jugada y convertir a Berkley en una chica mala cinematográfica. Por desgracia, fue un desastre épico.
En la actualidad algunos consideran «Showgirls» una película de cierto culto, pero en el momento de su lanzamiento fue considerada uno de los peores filmes jamás realizados.
Batieron el récord de Razzies de entonces por ser de «mal gusto» y «una película no sexy a pesar de su objeto obsceno». El guión y la actuación, lo salvable, no pudo rescatar la cinta ya que, para muchos, sus pecados fueron demasiado grandes para pasarlos por alto.
Además de todo eso, «Showgirls» recaudó apenas 20 millones de dólares en su país, poniendo fin a la carrera cinematográfica de Berkley incluso antes de que realmente comenzase.
Cuba Gooding, Jr. en «Boat trip»
Gracias a su interpretación de la enérgica y buenrollista «Jerry Maguire», Gooding, Jr. ganó un Oscar a mejor actor de reparto y estaba en la cima del mundo. Los espectadores, sin duda recuerdan su gran discurso al recoger el premio, ilustrando por qué todos le adoraban y el gran futuro que le esperaba. Y por un tiempo, Gooding, Jr. fue capaz de encadenar algunos buenos golpes, apareciendo en películas como «Mejor... Imposible». Pero tras «Boat Trip» esos golpes se convirtieron en tumbos.
Una sucesión de secuencias estereotipadas en una «comedia romántica» insulsa sobre un crucero de solteros criticada por homofobia. Al final, «Boat Trip» fue vista como un desastre de película menor y ofensiva de muchas maneras.
Linsday Lohan en «Sé quien me mató»
Después de protagonizar la exitosa «Chicas malas», Lohan parecía ser la actriz más sexy de Hollywood. La continuación lógica en la industria para una intérprete que estuvo bajo la lupa desde su más tierna infancia. Se ganó el cariño de la meca y del público por su doble papel en la entrañable «Tú a Londres, yo a California» que la dio a conocer cuando era todavía una niña.
Cuando le llegó el momento de impulsar su carrera, se unió al proyecto «Sé quién me mató», que llegó a romper el récord de Razzies, incluyendo el Zinger: «la peor excusa para una película de terror». Desde entonces no ha vuelto a protagonizar ninguna película reseñable desde entonces.
En lugar de ser el drama emocionante que prometía, a «Sé quién me mató» le llovieron las críticas por rozar el ridículo en su intento de acercarse al género del suspense, algo que indudablemente no consiguió.
Esta película y sus lamentables actuaciones fuera de pantalla terminaron con las posibilidades de que Lohan consiguiese algún papel «legítimo».
Mike Myers en «El gurú del sexo»
Alumno de «Saturday Night Live» y protagonista de muchas comedias memorables (la más famosa «Austin Powers»), Mike Myers ha hecho reír a los espectadores durante décadas.
Pero ni él mismo es inmune a la elección de un pobre guión. En 2008, encabezó un pequeño proyecto llamado «El gurú del sexo», que pasó a convertirse en un desastre de crítica y público hizo desaparecer en la oscuridad al cómico. Salvo por un cameo en la película de Quentin Tarantino «Malditos bastardos» no ha vuelto a aparecer en la gran pantalla.