Gracias a este aparato, un fenómeno de la física de fluidos permite cocina los alimentos en tres o cuatro veces menor tiempo del que se llevaría hacer hacerlo en un utensilio normal.
Cuando se incrementa la presión, el punto de ebullición del agua también aumenta", detalla Jorge Torres Guzmán, director de la División de Fuerza y Presión del Centro Nacional de Metrología. "En las ollas tradicionales abiertas, la temperatura de cocción está limitada por el punto de ebullición del agua, esto es. alrededor de los 100 grados centígrados. Debido a que la olla a presión es un recipiente hermético, se pueden alcanzar presiones más altas que la atmosférica. Esto permite subir la temperatura de ebullición aproximadamente hasta 130 grados.