No solo porque venimos al mundo con un apéndice de serie con escasa utilidad práctica, sino porque a lo largo y ancho de nuestra anatomía hay mucho que rediseñar.
He aquí algunas de esas chapuzas que un buen ingeniero jamás habría incluido en nuestro cuerpo y algunas de las posibles alternativas que permitirían solucionar nuestros defectos estructurales.
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