Las estatuas que lloran lágrimas perfumadas o de sangre son bastante populares y atraen a un gran número de creyentes ansiosos por admirar el milagro o descubrir el fraude. Estas estatuas son en su mayoría de la Virgen María, que dentro de la religión católica tiene un rol de madre y protectora de los seres humanos.

Entre sus diferentes características resalta su piedad ante la humanidad, por la que siempre aboga ante Dios. El hecho de que sus estatuas lloren confirma esta creencia además de ser un portento, una señal divina. ¿Pero qué tan cierto es que lloren? Para llegar a la respuesta primero veamos qué opina la Iglesia Católica.

Acreditación eclesiástica
Puede que hace siglos la Iglesia apoyara y aprobara todo tipo de apariciones demoníacas y divinas, especialmente durante el oscurantismo, pero ahora es bastante estricta para reconocer supuestos milagros y apariciones. No oficia exorcismos a la ligera y mucho menos se traga de inmediato a las supuestas señales divinas.

Cuando surgen casos de estatuas milagrosas, la Iglesia es la principal interesada en develar el misterio, pero también en desenmascarar los fraudes y no teme exponerlos. A decir verdad, ellos son los principales escépticos de dichos casos.

Milagro artificial
Quizás resulte bastante obvio, pero si las estatuas lloran no es gracias a la acción divina sino a la del ser humano. La mayoría de los casos son investigados con prontitud por la Iglesia Católica y rechazados como fraudes. Estos dichosos casos pueden tener diferentes explicaciones, en muchas ocasiones se han realizado estudios a la sangre de las lágrimas y se ha demostrado que es humana, o que pertenece a alguna persona en específico, como sucedió con el custodio Vincenzo Di Costanzo de la Iglesia de Santa Lucia, en Italia.

Por otro lado, las lágrimas normales son producidas en su mayoría de una forma bastante curiosa y el profesor Luigi Garlaschelli nos explica cómo lograrla:

«Se necesita una estatua de hueca de yeso o cerámica, la misma necesita estar cubierta en su exterior por una capa de impermeable. Al llenar la estatua con agua a través de un orificio imperceptible en la parte superior, el material poroso la absorberá, pero la capa exterior evitará que salga. Pero si se hace un ligero rasguño en el esmalte protector en la parte de los lagrimales, el agua absorbida saldrá por ella como si se tratase de lágrimas».

Por supuesto, existen otras explicaciones, algunas incluso no tienen que ver con la mano del ser humano, sino la de la misma naturaleza a través de la condensación. Hay también supuestas pinturas que lloran, pero ninguna ha sido reconocida por la Iglesia Católica y son consideradas fraudes.

Ahora bien, hubo solo dos casos que han sido reconocidos por la Iglesia Católica, uno acontecido en Siracusa en 1953. El segundo fue el famoso caso de Nuestra Señora de Akita, en Japón, en 1988.

Un motivo para aumentar la fe
Estos fraudes no se realizaron solo por lucro, aunque hubo muchos así, sino porque los responsables quizás buscaban mandar un mensaje de esperanza, temor o arrepentimiento y así aumentar la fe de las personas.

Esto no es algo nuevo, diferentes religiones y culturas lo han hecho, la griega y romana usaban estatuas en sus templos bastante ingeniosas, estas tenían un mecanismo a vapor que hacía emerger las lágrimas.





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