Aunque generalmente aparecen en las piernas, puede darse en cualquier otro lugar del cuerpo. Los siguientes zumos naturales contienen sustancias circulatorias, antiinflamatorias y descongestionantes que te ayudarán en estos casos.
6 REMEDIOS NATURALES PARA ÚLCERAS VARICOSAS
1. ALMENDRAS Y ACEITE DE HÍGADO DE BACALAO
Mezclar 2 cucharadas de aceite de almendras dulces y 2 de aceite de hígado de bacalao. Aplicar suavemente esta preparación sobre las úlceras de las várices y dejar al descubierto.
2. COL O REPOLLO
Pasar por el fuego varias hojas de col durante un par de segundos. Luego aplastar con un rodillo y poner sobre el área de la úlcera. Dejar puesta por dos horas.
3. CALÉNDULA
Hervir, en un litro de agua, 80 gramos de caléndula, durante 5 minutos. Dejar reposar. Empapar una gasa en el líquido, aplicar con suavidad en las piernas.
4. PEREJIL
Triturar un puñado de perejil y poner, a modo de cataplasma, sobre la piel enferma. Dejar puesto por 15 minutos y repetir varias veces este remedio.
5. APIO Y MANZANA
Cortar una rama de apio y 1 manzana en pedazos y lavar 2 hojas de acelgas. Después extraer el gel que está dentro de una hoja de sábila o aloe vera. Poner todos los ingredientes juntos y licuar. Aplicar el líquido resultante sobre las heridas causadas por las úlceras varicosas. y dejar toda la noche. Retirar con agua fresca por la mañana.
Aplicar en la zona afectada una gruesa cataplasma de arcilla, de una medida algo mayor que la úlcera, a cuya agua se habrán añadido dos gotas de aceite esencial de lavanda. Se mantendrá puesta una hora al día y su tratamiento se efectuará a diario hasta lograr la reconstitución de los tejidos y su cicatrización.
Si la úlcera está muy abierta o es muy dolorosa, en los primeros días que se iniciará el tratamiento se hará un fino emplaste alrededor de la úlcera, cambiándolo tres o cuatro veces en cuanto se seque. Transcurridos estos primeros días, se pasará a aplicar directamente el emplaste como se ha señalado arriba. No hay que alarmarse si al principio de la cura se manifiesta una agravación aparente.
En el tratamiento de las úlceras y tumores, así como de las heridas supurantes o susceptibles de supurar, la arcilla realiza una limpieza radical, tanto de la herida como de las partes vecinas.