Para llegar a esta conclusión, se llevó a cabo un experimento con un perro labrador especialmente adiestrado, que realizó durante varios meses pruebas de olfato entre las que se incluyeron test de aliento y muestras de heces de los participantes. Las muestras pertenecían a 48 personas diagnosticadas con cáncer de intestino y a 258 voluntarios que no sufrían la enfermedad o que habían tenido cáncer en el pasado.
“Con los años, ha habido muchos informes anecdóticos que sugieren que los perros pueden ser capaces de detectar el cáncer basado en el olor del tumor”, señaló Iqbal Anjum, urólogo consultor del Milton Keynes, Hospital Universitario, en donde se realizan actualmente los ensayos. “Se supone que las moléculas volátiles asociados con el tumor serían liberados en la orina de la persona, haciendo las muestras fácil de recoger y probar.”