A veces algo nos sobrepasa y nos estresamos. Si es puntual no pasa nada, incluso puede llegar a ser bueno, porque nos hace reaccionar para solucionar el conflicto. Sin embargo, cuando el estrés se convierte en algo crónico estamos ante un grave problema: tiene consecuencias muy negativas para la salud.
"Es preocupante ver cómo afecta a nuestra cuerpo", afirma Sharon Bergquist, profesor de medicina en la Universidad Emory, Estados Unidos. "Hay una conexión que existe entre estrés y enfermedad".
¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando sufre estrés?
Ante el estrés, las glándulas suprarrenales liberan más cortisol, adrenalina y norepinefrina. Y eso se traduce en los siguiente:
La adrenalina acelera el ritmo cardíaco y aumenta la presión arterial. El cortisol provoca cambios en los vasos sanguíneos que, con el tiempo, aumentan el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral.
Mientras tanto, el cerebro transmite señales de estrés al intestino, modificando su rutina para permitir que tu cuerpo se centre en la sobrecarga.
El estrés sostenido en el tiempo provoca problemas digestivos, puesto que afecta a la composición de sus bacterias intestinales. Es algo parecido a las mariposas en el estómago que sentimos cuando nos enamoramos, pero con consecuencias nefastas.
El cortisol también aumenta el apetito y estimula el cuerpo a ingerir grasas. A su vez, la grasa ingerida libera unas proteínas llamadas citoquinas, que en exceso aumentan el riesgo de desarrollar otro tipo enfermedades crónicas.
En resumen, el estrés crónico es un monstruo que carcome nuestro sistema inmunológico, haciéndonos más vulnerables a la infección.
Bergquist recomienda ver el estrés "como un desafío que podemos controlar y dominar". Es más fácil decirlo que hacerlo, pero no tenemos muchas opciones más.
10 efectos físicos del estrés.
- Obesidad y sobrepeso: Al estar en un constante estrés, la persona no limita la ingesta de alimentos altos en calorías, ya que busca satisfacer sus necesidades emocionales.
- Pérdida del cabello: Esta es una de las frecuentes consecuencias del estrés, ya que se presenta por el debilitamiento de los folículos pilosos o la ansiedad de jalar el cabello para lidiar con los sentimientos negativos.
- Depresión: Las situaciones estresantes aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad. Los problemas para afrontar la tensión generan desgaste físico, mal humor y sentimientos de tristeza.
- Reducción del deseo sexual: La producción elevada de cortisol reduce la generación de las hormonas que alimentan la libido.
- Menstruación irregular: El estrés crónico daña el equilibrio hormonal del cuerpo, lo que induce a retrasos o ausencias del flujo menstrual. Incluso algunos estudios aseguran que las mujeres con empleos estresantes tienen riesgo 50% mayor a tener periodos cortos.
- Acné: Los altos niveles de cortisol que se generan por el estrés aumentan la producción de aceites o grasas corporales, lo que contribuye a la aparición de granos.
- Úlceras: El estrés altera el sistema digestivo en las personas e incrementa la producción de ácidos estomacales, lo cual favorece el desarrollo de úlceras, indigestión y malestares.
- Insomnio: Este es una frecuente consecuencia del estrés y se genera por la alteración del sistema nervioso, lo que dificulta la concentración, genera irritabilidad y falta de motivación.
- Disminución de fertilidad: Estudios recientes revelan que las mujeres con altos niveles de la enzima llamada alfa-amilasa tienen más dificultades para quedar embarazadas.
- Enfermedades cardiacas: De acuerdo con el Centro Médico de la Columbia University, el aumento del riesgo cardiaco por el estrés equivale a fumar cinco cigarrillos por día, ya que la tensión aumenta el nivel de hormonas en la sangre y acelera la presión arterial.