El cuadro fue encargado en 1891 al pintor por una millonaria llamada Kate Johnson, que convivía con sus 350 gatos en una mansión de California.El artista pasó tres años de su vida retratando a cada gato individualmente para después realizar el cuadro completo, el cual es de grandes dimensiones: 1,9 por 2,6 metros. La millonaria se vio obligada a construir una pared especial para poder exhibirla.
Aunque en un principio se estimó que el cuadro se vendería por algo más de 200.000 euros, su precio final superó todas las expectativas para alegría del dueño de la casa de subastas.