Al menos, esta fue la conclusión a la que llegó un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Yonsei de Corea, al estudiar los efectos de ambos métodos de secado en el cabello.
Resulta que, según sus conclusiones, el secador solo produce daños en la superficie del cabello si se acerca mucho al pelo durante el proceso y si la temperatura es muy alta. Sin embargo, la humedad prolongada que conlleva el secado natural daña su membrana celular, lo que ataca al brillo e incluso al color del cabello. Aunque, según el doctor Victor Salgaray, de Clínicas Salgaray: “Ambas cosas son malas si se utilizan de manera incorrecta.
El secado con toalla se debe realizar de manera suave, a pequeños toques y sin ejercer demasiada presión, dejando que sea la toalla quien absorba la humedad. Lo erróneo es usarla de manera brusca frotando el cabello porque provoca una tracción del folículo piloso que si es perjudicial para el cabello.
En el caso del secador lo que perjudica es el exceso de calor con el aparato muy pegado y ejerciendo presión sobre el cabello porque lo deshidrata y estropea”.