Desde los actos escolares hasta las reuniones de fin de año en la empresa, diciembre es el mes que logra poner a los más tímidos entre el micrófono y la pared.
También existen los eventos de siempre en los cuales debemos exponer nuestras ideas y el fruto de nuestro trabajo. En muchas ocasiones, las alocuciones comienzan con la misma presentación aburrida de nombre y apellido seguidos por un “y es un honor para mí estar…”. ¿Lo peor? En la mayoría de las ocasiones, el público ya sabe quién es que está hablando. Puede parecer mínimo pero los primeros siete segundos son fundamentales en cualquier charla. Son siete segundos los que el público se toma para hacerse una primera impresión de lo que sea que el tengamos que decir. El primer partido se juega en siete segundos. Los siguientes treinta segundos, son utilizados por el público para decidir si lo que estamos diciendo vale la pena o no.
Es por eso que muy bueno comenzar nuestra charla en una forma un poco menos tradicional. Hoy comparto con ustedes tres formas que podrían ser de provecho.
- - Una cita Comenzar citando a un personaje reconocido y apreciado puede ser una buena manera de comenzar una charla. Es importante que el personaje sea alguien respetado y no resistido para la comunidad a la cual nos dirigimos. Además, y nunca está de más decirlo, la cita debe ser pertinente y no puede ser arrastrada “de los pelos” para encajar en nuestra alocución.
- - Una historia Nunca me cansaré de nombrar los beneficios de una historia bien contada. Lo cierto es que las historias cautivan la mente de los seres humanos como si se tratara de niños curiosos. Esa es una forma efectiva para atrapar la atención de la junta directiva o del resto de los padres de la clase de nuestros hijos. Las historias preparadas bajo los principios del storytelling profesional suelen ser a prueba de aburrimiento. En POST
- - Una fotografía Puede que una fotografía diga más que mil palabras, para quienes nos gustan las historias orales esa es una afirmación discutible. Lo que no podemos discutir es que se trata de un recurso valioso sobre el cual anclar nuestra presentación. Una fotografía proyectada para que todos la vean, puede ser el principio y el final de una charla maravillosa. Lo importante es explicar de manera entretenida las cosas que se encuentran en la imagen y que nuestro público no advertirá en primera instancia. Develar las capas de misterio una a una, pone a nuestra audiencia en el lugar del detective; y a todos nos gusta jugar a las escondidas.