La ciencia está ahora estudiando los efectos terapéuticos de esta planta, especialmente en relación con el tratamiento de la diabetes y algunos tipos de cáncer. Los resultados son prometedores y sugieren que podría haber otra alternativa para las condiciones crónicas a menudo consideradas incurables.
El melón amargo ayuda a regular los niveles de insulina, y esto es lo que podría hacer que sea eficaz en el tratamiento de condiciones relacionadas con páncreas donde se produce esta hormona.
Los estudios in vitro y en animales también mostraron efecto antiviral y descenso en los lípidos (grasa). Tradicionalmente, esta fruta, que se creía que era la más amarga entre todas las frutas y verduras, se utiliza para tratar cólicos, fiebre, dolor, enfermedades de la piel y quemaduras. Los investigadores observaron que el jugo de melón amargo detuvo la proliferación de células cancerosas y causó su muerte. El crecimiento del tumor se redujo en un 60% en comparación con los pacientes que recibieron agua. No hubo signos de toxicidad o efectos secundarios en el cuerpo.
Se requieren más estudios para establecer el efecto de la planta en pacientes humanos. Por otro lado; numerosos estudios clínicos evaluaron el melón amargo en relación con la diabetes. No todos estos estudios llegaron a la misma conclusión.
Un estudio publicado en 2011, mostró que el melón amargo reduce significativamente los niveles de glucosa en sangre en pacientes con diabetes tipo 2 y tuvo un efecto hipoglucémico modesto. Sin embargo, un estudio anterior, publicado en Journal of Clinical Epidemiology en 2007, no mostró beneficios de melón amargo para la diabetes tipo 2.