Los lingüistas Carmen Fought y Karen Eisenhauer se han encargado de calcular el porcentaje de tiempo que hablan los hombres y mujeres en cada película animada de la productora. Y los datos son esclarecedores: enPocahontas, el 76% de los diálogos proviene de varones. En Mulán, el 77%. En La Sirenita, el 68%. En Frozen, el 59%. En Enredados, el 52%. EnBrave, el 74%.
Lo curioso, además, es que no siempre ha sido así. Por más que en las películas antiguas el machismo estaba intrínseco en el argumento, en algunas como Blancanieves y los siete enanitos (1937) las mujeres hablaban más.
Eisenhauer, no obstante, justifica estos casos como “descuidos” por parte de la productora. " La sociedad está demasiado arraigada a pensar que el sexo dominante es el masculino", argumenta. “Cuando añaden un vendedor, este suele ser un hombre. Siempre aparece un guardia, nunca una guardia".
Este fenómeno no es nada insustancial, ya que puede convertir un intento de feminismo en una apología negligente del machismo. Que una princesa Disney sea una gran guerrera no es suficiente si los que ostentan el poder a su alrededor siempre son hombres.
Además, en las cintas donde los protagonistas son hombres, el efecto se acrecenta. En Aladdin, el 90% del diálogo viene de parte de hombres. Y, en La Bella y la Bestia —que se supone que tendría que tener cierto grado de igualdad al compartir roles protagonistas—, la cifra llega al 71%.
Que estos sean datos significativos o no depende del consumidor, pero no hay dudad de que a Disney le queda mucho para llegar al grado de igualdad que supuestamente pretende.
Lo curioso, además, es que no siempre ha sido así. Por más que en las películas antiguas el machismo estaba intrínseco en el argumento, en algunas como Blancanieves y los siete enanitos (1937) las mujeres hablaban más.
Eisenhauer, no obstante, justifica estos casos como “descuidos” por parte de la productora. " La sociedad está demasiado arraigada a pensar que el sexo dominante es el masculino", argumenta. “Cuando añaden un vendedor, este suele ser un hombre. Siempre aparece un guardia, nunca una guardia".
Este fenómeno no es nada insustancial, ya que puede convertir un intento de feminismo en una apología negligente del machismo. Que una princesa Disney sea una gran guerrera no es suficiente si los que ostentan el poder a su alrededor siempre son hombres.
Además, en las cintas donde los protagonistas son hombres, el efecto se acrecenta. En Aladdin, el 90% del diálogo viene de parte de hombres. Y, en La Bella y la Bestia —que se supone que tendría que tener cierto grado de igualdad al compartir roles protagonistas—, la cifra llega al 71%.
Que estos sean datos significativos o no depende del consumidor, pero no hay dudad de que a Disney le queda mucho para llegar al grado de igualdad que supuestamente pretende.