La crónica de los Oscar publicada el 31 de marzo de 1993, decía así: «La primera sorpresa de la noche nos la dio Marisa Tomei, que se llevó la estatuilla a la mejor actriz secundaria por 'Mi primo Vinny', frente a cuatro firmes actrices inglesas». 

La ceremonia se celebrada en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles y ninguna quiniela apuntaba a la intérprete estadounidense de ascendencia italiana como ganadora, lo que sin duda ayudó a que se generara una de las leyendas (nunca desmentida, pero tampoco confirmada) más comentadas de la historia del galardón: la que asegura que se llevó el Oscar por un error en la lectura del premio por parte de Jack Palance.

Entre sus competidoras estaban nada menos que Judy Davis, nominada por «Maridos y mujeres», de Woody Allen; Joan Plowright, que había recibido el Globo de Oro por su interpretación en «Un abril encantado»; Vanessa Redgrave, que sumaba su sexta nominación con «Regreso a Howards End», y Miranda Richardson, que acudía con «Herida», el filme de Louis Malle.

Marisa Tomei se había colado casi como anécdota en las nominaciones. Y no porque su actuación o la película -dirigida por Jonathan Lynn y protagonizada por Joe Pesci- fueran malas, sino porque no era habitual que un papel relativamente simple en una comedia ligera barriera a otros papeles dramáticos interpretados por actrices de peso. Por eso resultaba doblemente extraño que nuestra protagonista saliera ganadora. No hubo más que ver la imagen de Gene Hackman, que se quedó sin aliento y petrificado, tal y como recogieron las cámaras.

Jack Palace, el protagonista
El verdadero origen de la leyenda no estuvo, sin embargo, en la actriz, sino en el encargado de entregarle el Oscar, Jack Palance. El hombre de mirada gélida y eterno papel de villano había ganado el el año anterior el premio al mejor actor de reparto por «Cowboys de ciudad».

Sus antiguos problemas con el alcohol no ayudaron. Las malas lenguas aseguraron que Palance estaba borracho y fue un acto de bravuconería. Otras versiones defendían que abrió el sobre de las nominadas y pronunció el primer nombre. Hay quien culpa al regidor de la gala por dejar pausado el monitor con el nombre de Tomei, mientras otros creen que fue un acto de patriotismo, por ser la única actriz estadounidense nominada en esa categoría. Pero una de las hipótesis más rocambolescas es la que cuenta que el actor se había apostado con unos amigos a que le entregaría la estatuilla a quien quisiera y no a la realmente elegida. El caso es que ni ella misma se lo esperaba. Se puso tan nerviosa que tropezó al subir al escenario, pisándose su vestido de Chanel.

La leyenda dice que la Academia no se atrevió a desacreditar a una figura como Jack Palance y a arrebatarle el Oscar a Tomei por miedo a hacer el ridículo. Las críticas al actor de rostro desfigurado por el boxeo y por un accidente aéreo sufrido al estallar el bombardero que pilotaba durante la Segunda Guerra Mundial, no se hicieron esperar. Literalmente lo machacaron, a pesar de que la versión oficial aseguraba que si Palance se hubiera equivocado, los notarios ubicados en la sala habrían salido rápidamente a corregir el error.

El actor falleció el 10 de noviembre de 2006, a los 87 años, llevándose el secreto a la tumba que Hollywood nunca ha aclarado del todo. La leyenda persiguió a Marisa Tomei, que no ha vuelto a ganar el Oscar.



Con la tecnología de Blogger.