El músico Hans Zimmer y el director de cine Christopher Nolan estaban conversando de forma muy casual cierto día, cuando el director le preguntó al músico: “Si yo te escribo una página de algo, no te digo de qué se trata pero sólo te entrego una página, ¿podrías dedicar un día completo de tu trabajo a componer una melodía?”. “Lo que sea que logres en ese día será suficiente”. Zimmer, perplejo, aceptó. A los días, recibió una nota. En ella se hablaba de un padre que abandona a su hija por un importante trabajo. Se incluían, además, 2 líneas de diálogo que decían “I’ll come back” (Volveré), a lo que la hija respondía “When?” (¿Cuándo?).
Zimmer su puso a trabajar y en pocos días presentó su creación a Nolan. Se trataba de una composición muy íntima, fuera de toda magnificencia, que se centraba en el duelo del padre y de la hija que quedaba en el camino. Sólo cuando le entregó el tema que había construido en un día, se atrevió a preguntar de qué trataba la película. Nolan, a su manera, describió la historia espacial épica que rodea Interstellar. Zimmer entró en desesperación, pero Nolan lo tranquilizó: el corazón de esta película radica en la historia que te pedí que musicalices. Con el tiempo, ambos coinciden en que se trata de la colaboración mutua donde la unión entre imagen y música está más lograda, en particular porque Zimmer es padre, y puede entender el dolor de dejar a un hijo como sólo un padre puede.
Para lograr la atmósfera íntima y sobria Zimmer optó por un instrumento inesperado: el órgano. La intimidad que logra Zimmer con la música, en especial por la forma de componer (solo, durante 2 años) y la forma de grabar (algunas canciones en una Iglesia de Londres), logran un sonido único que a la vez transmite mucho significado.
Ahora, David Robertshaw, ejecutó el tema central de la magnífica película utilizando para ello el órgano de tubos de una iglesia, y un piano. La mezcla de ambos instrumentos le da a esta pieza musical una nueva e impresionante dimensión al tiempo que la asemejan de manera asombrosa a la original pieza escrita por Zimmer. Disfrútala tras el salto: