Para mantener la turgencia y elasticidad de la piel, y evitar que salgan eccemas, es esencial que permanezca bien hidratada. Para lograrlo lo ideal es beber 1,5 -2 litros de agua al día, dormir bien, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio y aplicar una crema hidratante.

Dónde actúa
La crema hidratante actúa sobre el estrato córneo, la parte más superficial de la piel, que está en constante contacto con el ambiente, nos protege del exterior e impide que perdamos agua desde el interior. Un estrato en buen estado contiene 10-15% de agua.

Los corneocitos son las células que forman esta capa. Son como los ladrillos de la piel. Están unidas entre sí por un cemento, los corneodesmosomas. Estas células sufren una transformación antes de colocarse en la superficie de nuestro cuerpo. De ser células vivas pasan a ser estructurales. Su núcleo y demás orgánulos se disuelven y su interior se llena de queratina.

La capa córnea está formada por unas 20 subcapas de estas células queratinizadas aplanadas, que están recubiertas de lípidos (ceramidas, colesterol y ácidos grasos). De manera constante y discreta las uniones entre los corneocitos se debilitan, se desprendan y son renovados desde el interior. En estado normal, los corneocitos se desprenden poco a poco y de forma invisible.

Esta capa de la piel está recubierta por una película hidrolipídica ligeramente ácida que dota de elasticidad, frena la proliferación bacteriana y mantiene el equilibrio de la flora cutánea. Está constituida por sebo y aminoácidos, procedente de las glándulas sudoríparas y sebáceas, agua, ácido láctico y demás moléculas producidas durante de la formación de estas células queratinizadas, tan resistentes y flexibles.

Esta organización de la capa superficial de la piel limita la pérdida de agua de la dermis (la capa interna) por difusión hacia el entorno. Aún así se produce una evaporación continua de agua. Si perdemos demasiada la piel luce apagada, escamada o irritada.

La parte superficial es el estrato córneo, en rosa oscuro, el resto de la epidermis y en rosa, dermis.
De qué están hechas y cómo funcionan las hidratantes
La piel sólo recibe agua en abundancia desde el interior del cuerpo. Las cremas hidratantes no aportan agua sino que evitan que el agua interior de la piel se evapore. Además, mejoran la apariencia de la piel y al protegerla y mantenerla equilibrada retrasan su envejecimiento.

Son muchos los ingredientes que se pueden usar para fabricar una crema hidratante. Los podéis ver en la etiqueta de los productos europeos colocados por orden de mayor a menor cantidad. La combinación y cantidades dependen de cada marca. Según las necesidades de cada tipo de piel y la zona del cuerpo a la que se destina conviene usar unas u otras.

Los ingredientes se clasifican en tres tipos principales: emolientes, oclusivos y humectantes.
  • Los emolientes actúan llenando los huecos entre los corneocitos evitando que se escape agua. El efecto que proporcionan es de alisado y la sensación que aportan es de flexibilidad y suavidad. Algunos son las ceramidas, el ácido linoleico y otros aceites vegetales y minerales.
  • Los oclusivos forman una capa adicional sobre la piel que actúa como barrera impermeable. La vaselina (petrolatum) es la sustancia oclusiva más eficaz. Otras sustancias son la manteca de karité o de cacao, la lanolina y derivados de la silicona (en la etiqueta los identificaréis fijándoos en los ingredientes que acaban en -cone, -conol y –xane o con el prefijo PEG). Las siliconas dan un acabado pulcro y terso.
  • Los humectantes captan la humedad del ambiente y proporcionan un aspecto jugoso a la piel. La glicerina, la urea, el ácido láctico, los alfa hidroxiácidos, la alantoína o el pantenol son algunos.
Ahora están muy de moda las cremas que llevan ácido hialurónico, que es una molécula muy higroscópica, es decir, que retiene el agua. Ojo, esta molécula aplicada sobre la superficie de la piel actúa de manera distinta a cuando se inyecta. En este último caso llega a las capas más internas de la piel donde se ha comprobado que estimula la formación de colágeno, molécula que dota de estructura y firmeza a la piel y cuya síntesis natural en el cuerpo humano disminuye con el paso de los años.




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