Mientras estabas en el vientre, recibiste un bombardeo de sabores de los alimentos que tu mamá comió.

Eran quizás parte de su dieta usual, o tal vez extraños y estrambóticos antojos.

El caso es que la investigación indica que esos sabores que probaste antes de nacer influyeron en al menos algunos de tus amores y odios más tempranos.


Tus primeras degustaciones

Tu sistema sensorial es intrincado.

Nuestras lenguas reconocen al menos cinco sabores distintos -dulce, salado, ácido, amargo y umani- y posiblemente otros, como grasa y calcio.

Sin embargo, para realmente poder experimentar sabores, tenemos que poder olerlos: los humanos podemos distinguir al menos 10.000 aromas distintos.

8 semanas de gestación

  • Tus receptores del gusto y el olfato se conectaron al cerebro.
  • En este punto, eras un feto del tamaño de una uva.
  • Tu rostro se estaba empezando a formar, así como algunas de las estructuras necesarias para saborear y olfatear.
  • En el lugar en el que ahora está tu lengua emergieron células gustativas diminutas.
  • Eran las que se desarrollarían de manera que pudieras detectar los cinco sabores principales.
  • Racimos de unas 50 a 100 de estas diminutas células se convertirían en papilas, y ya hay nervios conectándolas a "centros de sabor" en ciernes, en los que tu cerebro ahora reconoce los sabores.
  • Al mismo tiempo, tus receptores olfativos estaban apareciendo en tu nariz, que -en ese momento al menos- era miniatura, y estos también se conectaron a la parte de tu cerebro que procesa los diferentes olores.
12 meses de gestación
  • El feto que fuiste fue creciendo dentro del vientre, acolchonado por el fluido amniótico.
  • A las 12 semanas, empezaste a tomar tragos de ese líquido.
  • Al principio del embarazo, este fluido era poco más que agua y sales de la sangre de tu mamá, pero a los 3 meses de tu gestación, ya contenía sus proteínas, carbohidratos y grasas, así como sustancias químicas con el sabor de la comida que ella estaba ingiriendo.
  • Como tus células gustativas continuaron desarrollándose, empezaste a distinguir lo dulce de lo amargo.
  • Y seguiste tomando más y más fluido amniótico a lo largo de la gestión, hasta que llegaste a beberte hasta 750 mililitros al día.
6 meses de gestación
  • Al principio de tu desarrollo, tus conductos nasales estaban bloqueados con tapones de células, pero en el segundo trimestre, se disolvieron.
  • Con los conductos abiertos, comenzaste a inhalar el fluido amniótico.
  • Tus receptores olfativos ya estaban lo suficientemente bien desarrollados para detectar esos químicos de sabor de la comida y pudiste empezar a diferenciar sus aromas.
  • Como ya podías distinguir sabores básicos, con esta nueva habilidad empezaste a tener una idea más completa de otros sabores más complejos dentro del vientre.
  • Y no los olvidaste.
  • Incluso después del parto, tú y todos los bebés voltean la cabeza en la dirección del olor del líquido amniótico de su madre.
  • ¡Naciste!
  • Cuando llegaste a la recta final, ya tenías la capacidad de saborear y oler varios sabores. Pero eso sólo era el principio.
  • Tu sentido del gusto siguió evolucionando.
  • Aunque ya podías discernir entre los tonos dulce, amargo, ácido y umami al nacer,te tomó unos meses más detectar lo salado.
  • Y, así como el fluido amniótico en el vientre, la leche de tu mamá te ofreció nuevas experiencias sensoriales, pues también llevaba el sabor de lo que ella estaba comiendo.
  • Cuando eras bebé, tu boca contenía unas 30.000 papilas gustativas, lo máximo que tuviste.
  • Para cuando llegaste a ser adulto, sólo te quedaban unas 10.000, que seguirán muriendo a medida que envejeces.



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