• oído ( varios miles de metros )
  • olfato ( varios cientos de metros )
  • vista ( varias decenas de metros )
  • órganos de las fosas laterales ( entre 100 y 200 metros )
Los tiburones han evolucionado durante cientos de millones de años, y durante este período han desarrollado algunos de los mas sofisticados sistemas de detección de entre todos los depredadores.
Un tiburón puede localizar una presa a mas de 2 km de distancia, ya que sus oídos captan vibraciones de baja frecuencia, como las que producen los peces heridos.
Los tiburones, también son capaces de oler sangre o cualquier otro fluido corporal en el agua a una distancia de 500 metros y seguir el rastro hasta su origen. Pueden detectar una parte de sangre entre 100 millones de partes de agua.
Con sus líneas laterales ( una hilera de canales sensoriales llenos de líquido que tiene a ambos lados de la cabeza y el cuerpo ), los tiburones captan en un radio de 100 metros, los cambios de presión que producen las presas al moverse.
Dependiendo de la visibilidad del agua, el tiburón es capaz de ver a su presa a mas de 30 metros de distancia. Algunos tiburones ven en colores y pueden distinguir el azul, el verde azulado y el amarillo.
Sus ojos son 10 veces mas sensibles a la penumbra que los de los humanos, debido a una capa de placas reflectoras que tienen detrás de la retina, que hace rebotar la luz en las celulas fotosensibles y permite a este animal captar hasta el último fotón de luz disponible. Cuando el tiburón asciende con rapidez desde las oscuras profundidades a la iluminada superficie, evita que lo ciegue la luz tapando esas placas reflectoras mediante unas células llenas de melanina que se cierran rápidamente en los canales de las placas reflectoras, impidiéndoles reflejar la luz. Cuando vuelven a la penumbra estas células desaparecen.
Cuando atacan, algunas especies de tiburón se protegen los ojos mediante un tercer parpado llamado "membrana nictitante" o simplemente echándolos hacia atrás, dentro de unas órbitas que tienen en la cabeza. En estos momentos el tiburón nada a ciegas, y es entonces cuando pone en juego otro  importante sistema sensorial: unas fosas situadas en la nariz, llenas de una sustancia gelatinosa, que contienen células sensibles a la electricidad, imprimiéndoles un cambio de 0'00000001 voltios en las minúsculas corrientes eléctricas producidas por el corazón de un pez o la contracción de los músculos de su cola.
El tiburón martillo es un claro ejemplo de este método de detección, con su rara cabeza en forma de T que ladea de un lado a otro en busca de mínimas corrientes eléctricas. Cuando utiliza este sistema recorriendo el fondo del mar, es capaz de localizar la posición de lenguados y rayas enterrados en la arena.

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