Los perros giran sobre si mismos antes de acostarse por herencia ancestral. El perro aún hace lo que el lobo hacía: giraba sobre sí mismo varias veces antes de acostarse para sentir la dirección del viento y, así, protegerse de los enemigos. Para eso, se acostaba de espaldas al viento. Si otro animal siente su olor y lo ataca, el perro ya estará de frente. Los perros hacen del viento un aliado.

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