Rachel era una niña muy religiosa y se enteró en su Iglesia que millones de niños en África mueren antes de los cinco años porque no tienen acceso al agua potable. Esto le impresionó tanto que en su inocente cabecita nació una idea.

Pronto sería su cumpleaños y estaba segura que recibiría muchos regalos. Pero ella ya no los quería, deseaba ayudar a esos pobres niños y pensó que sería mejor que sus familiares y amigos le dieran el dinero que iban a gastar en sus regalos para crear un fondo y llevar agua al África.
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