Estos chicos no se esperaban lo que iba a ocurrir cuando un anciano interrumpe su partido para que le permitan jugar con ellos. El abuelo era el campeón del mundo de fútbol freestyle, Sean Garnier, disfrazado de anciano. Se trataba de una cámara oculta para la promoción de unos almacenes mexicanos, pero los jugadores y aficionados se llevaron una buena sorpresa.
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