Recopilamos diez filmes que fueron vetados en distintos países del mundo por cuestiones políticas y morales.
«Viridiana», una de las mejores creaciones del genial Luis Buñuel, con Silvia Pinal y Fernando Rey, provocó una fuerte controversia cuando salió a la luz en 1961. Fueron varios los motivos que motivaron su prohibición en España e Italia, avivada por el rechazo de «L'Osservatore Romano», diario oficial del Vaticano. La relación entre una joven novicia y su tío, las reminiscencias apostólicas de cierta cena, una supuesta burla de la caridad cristiana... El filme triunfó en Cannes pero no pudo verse en nuestro país hasta después de 1975.
Considerada a partir de los años 70, y aún hoy, una cinta de culto, «La parada de los monstruos» tuvo un nacimiento traumático y una acogida fría, a los que siguió un largo olvido. Estrenada en 1932, su director, Tod Browning, vio cómo Metro Goldwyn Mayer, podaba treinta minutos de metraje, que se quedó en apenas una hora. Consideraba el estudio excesivas algunas de sus imágenes, protagonizadas por los peculiares integrantes del circo en el que se ambienta el filme. Aún así, durante 30 años no se exhibió en el Reino Unido. Fracaso comercial, la carrera de Browning quedó seriamente tocada y no tardó en extinguirse. El reconocimiento tardaría varias décadas en llegar.
¿A quién se le puede ocurrir vetar una película de los hermanos Marx, probablemente los mayores genios de la comedia que ha dado el cine? Ocurrió con «Sopa de ganso», estrenada en 1933, en Alemania e Italia. El motivo: ambos países consideraban que pecaba de «anti-militarista y revolucionaria». Mussolini la consideró un insulto personal. La cinta, ciertamente, digiría toda la batería humorística de Groucho, Chico y Harpo a parodiar la fanfarria de una dictadura que acaba declarando la guerra al país vecino.
Durante un año y medio «El crimen de Cuenca» no pudo estrenarse por orden del gobierno de la UCD. El entonces ministro de Cultura, Ricardo De la Cierva, toma la decisión por el realismo con el que se detallan las torturas que sufren los protagonistas del filme, basado en hechos reales, ocurridos en Cuenca en 1910 (dos compañeros de un pastor desaparecido, erróneamente acusados de asesinarle para quedarse con su dinero). Se entiende que el título hace referencia directa a la Guardia Civil, pues fueron agentes de la Benemérita quienes sometieron a duros interrogatorios a los acusados. Finalmente, la película de Pilar Miró, rodada en 1979, pudo estrenarse en el 81. Es el único caso de cinta prohibida en España desde que se instauró la Democracia.
Un hombre viudo de mediana edad y una joven veinteañera se encuentran casualmente en París. Él es Marlon Brando. Ella, Maria Schneider. La película, «El último tango en París». Y el resto, como se suele decir, es historia... La historia de un filme de altísimo carga erótica que prendió la mecha de la polémica desde el primer minuto. Algunos países pusieron el grito en el cielo. En otros fueron mucho más allá. Véase Italia, patria del director, Bernardo Bertolucci, donde curiosamente se proyectó con gran éxito durante una semana, para ser secuestrada después durante 15 años. En Chile, el veto duró el doble: 30 años. Corea del Sur y Portugal también prohibieron su difusión al público. Australia, Reino Unido y Canadá pusieron objeciones.
¿Demasiada ultraviolencia? ¿Abuso de escenas de alto contenido sexual? Sí y sí, respondieron en Estados Unidos y Reino Unido a raíz del estreno de «La naranja mecánica», tal vez el más polémico de todos los trabajos que componen la filmografía de Stanley Kubrick. Las andanzas de Alex (Malcolm McDowell) y su banda, cuyos pasatiempos incluían desde apalear vagabundos a cometer violaciones, motivaron que en el país norteamericano fuera calificada como «X» para su estreno en 1971. El caso de Reino Unido es más peculiar: tras varios crímenes en los que se citó el efecto pernicioso de la película, la familia de Kubrick recibió amenazas y el director pidió a Warner que fuera retirada del país. Hasta su muerte, en 1999, resultó casi imposible visionar la cinta en dicho territorio.
Ganadora de 11 Oscar, «Ben-Hur» no tuvo suerte en China. El régimen comunista decidió prohibir la proyección de la película protagonizada por Charlton Heston, estrenada allá por 1959, por la imagen positiva que ofrecía del cristianismo. A pesar de los aires de aperturismo que se viven en el país asiático, ese veto sigue vigente casi 60 años después. En toda su vasta extensión es imposible seguir las aventuras y desventuras de Judah durante cuatro horas. Las malas lenguas dirán que afortunados los chinos...
Cuando el veterano Tobe Hooper concede entrevistas, buena parte de las preguntas giran en torno a «La matanza de Texas». El último festival de Cannes rindió homenaje a la cinta. Pero hablamos de hoy, de 2014. En 1974, hace exactamente 40 años, las cosas se veían de diferente forma y el nivel de sensibilidad tampoco era el mismo. Para la época, algunas de las escenas de este título mítico resultaban excesivas: un tipo con una máscara de cuero que trozea adolescentes con una sierra mecánica... Carne de censura. Islandia, Suecia, Alemania Occidental y Singapur le colgaron el cartel de «prohibido». Pero hoy Hooper es agasajado como el autor de una obra maestra (en su género y a pesar de sus limitaciones).
La irreverente serie de televisión «South Park» dio el salto al cine en la no menos provocativa película «South Park: Más grande, más largo y sin cortes». Estrenada en 1999, fue vetada de forma fulminante en Irak. El motivo salta a la vista: uno de los personajes es Sadam Hussein, el dictador que gobernaba por entonces el país árabe con puño de hierro; y Sadam es mostrado en una tesitura «íntima» nada más y nada menos que con un trasunto de Satanás.
Pier Paolo Pasolini tentó a la suerte en su última y extremadamente controvertida película, «Saló o los 120 días de Sodoma» (1975). No es atrevido suponer que no le importó lo más mínimo cualquier rechazo que pudiera generar. Su profusión de desnudos y algunas escenas que ponen a prueba el aguante del espectador motivaron un aluvión de vetos en distintos países. Fue el caso de Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido. En este último caso, la prohibición no se levantó hasta el año 2000. Sigue sin poder verse en Malasia y Singapur.