Sam Van Aken injerta árboles frutales para conseguir que un único árbol de más de cuarenta tipos de frutos de hueso diferentes, como duraznos, ciruelas, albaricoques, nectarinas, cerezas y almendras.

Cada una de sus creaciones tarda cinco años en desarrollarse y empezar a florecer. El color durante la época de floración es sorprendente, al concentrarse en un único árbol 40 tonalidades diferentes.

Sam Van Aken es un profesor de arte de la Universidad de Siracusa (EEUU) que trabaja sus árboles con variedades autóctonas que normalmente no se comercializan, con la intención de preservarlas.

Su obra también es una denuncia de la desaparición de muchas variedades frutales, únicamente por intereses económicos.

Hasta la fecha ha creado 16 árboles de este tipo para diferentes instituciones públicas y coleccionistas de arte en los EEUU.

Su próximo proyecto pretende crear un pequeño jardín compuesto únicamente por estos coloridos árboles. Tendremos que esperar para ver los resultados.






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