"Cuando alguien está a 10°C, sin actividad cerebral, sin pulso ni sangre, todo el mundo estaría de acuerdo en que la persona está muerta", comenta Peter Rhee de la Universidad de Arizona en Tucson. "Sin embargo, aún podemos traerlo de vuelta".
Rhee no exagera. Junto con Samuel Tisherman, en la Universidad de Maryland, College Park, ha demostrado que es posible mantener durante horas cuerpos en un estado de "animación suspendida".
Este método, que hasta ahora solo se ha probado en animales, es absolutamente radical: consiste el drenar toda la sangre del cuerpo y congelarlo a 20°C menos que la temperatura normal corporal.
Una vez que se ha tratado la lesión, se vuelve a bombear la sangre por las venas y el cuerpo se va calentando lentamente.
"En cuanto se empieza a bombear la sangre, el cuerpo se pone rosado", cuenta Rhee. A cierta temperatura, el corazón vuelve a la vida por su cuenta. "Es raro, a los 30°C el corazón late una vez, de la nada, y luego continúa haciéndolo y recupera el pulso a medida que se calienta".
Asombrosamente, los animales de sus experimentos mostraron muy pocos efectos secundarios al despertar. "Por un rato están un poco confundidos, pero vuelven a la normalidad al cabo de un día", señala Tisherman.
A principio de este año Tisherman fue noticia en todo el mundo, tras anunciar que estaban listos para empezar las pruebas clínicas con las personas víctimas de heridas de bala en Pittsburgh, Pensilvania.
Los primeros pacientes del estudio debían estar tan malheridos que sus corazones hubieran dejado de latir, y esta fuera su única esperanza.
Tisherman cree que la muerte es el punto (ciertamente subjetivo) en que los doctores dejan de intentar resucitar el cuerpo, pero, incluso entonces, algunas personas han logrado regresar a la vida.
El diciembre pasado, un estudio de la revista Resuscitation causó revuelo al sugerir que un 50% de los médicos de emergencia encuestados fueron testigos del "efecto Lázaro", fenómeno en el cual el corazón de un paciente vuelve a latir luego de que los doctores han perdido las esperanzas.
Reanimar el corazón es sólo la mitad de la batalla que libran los médicos, aunque la falta de oxígeno tras un paro cardíaco puede causar serios daños en los órganos vitales del cuerpo, el cerebro en particular.
"Cada minuto que pasan esos órganos sin oxígeno los va matando", explica Tisherman.
Su exmentor, Safar, también aportó una solución a este problema con la "hipotermia terapéutica", un procedimiento que consiste bajar a 33ºC la temperatura del cuerpo colocando -por ejemplo- paquetes de hielo. Las células empiezan a funcionar en cámara lenta a baja temperatura, lo que reduce su metabolismo y el daño que pueda causar la falta de oxígeno.
La combinación de las máquinas que sirven para mantener la circulación de la sangre y bombear oxígeno al torrente sanguíneo mientras se reanima el corazón, ayudó a ampliar el marco entre el paro cardíaco y la muerte cerebral.
Recientemente, un hospital en Texas informó que un anciano de 84 años sobrevivió, con su mente intacta, después de tres horas y media de RCP. Su tratamiento consistió en una rotación constante de estudiantes de medicina, enfermeras y doctores que hicieron turnos para hacer el masaje cardíaco.
"A cualquiera que tuviera brazos se le pidió que ayudara", cuenta Scott Taylor Bassett, uno de los doctores presente. Estos casos son raros, sin embargo, Bassett destaca que la única motivación para continuar la RCP fue que el paciente recuperó la conciencia, incluso mientras su corazón no estaba funcionando. "
![]() |
Peter Rhee (derecha): "Lo más impresionante es ver cómo un corazón vuelve a latir". |
Una resucitación tan larga es básicamente imposible de hacer en la actualidad si el infarto está acompañado de algún traumatismo, como en el caso de heridas de bala o accidentes automovilísticos.
Hasta ahora, la mejor opción de los cirujanos es cerrar las arterias que van a la parte baja antes de abrir el pecho e intentar reanimar el corazón. Eso bombea un poco más de sangre al cerebro mientras ellos intentan coser las heridas. Desafortunadamente, la tasa de supervivencia es menos de uno de cada 10 pacientes.
Es por esta razón que Tisherman quiere enfriar el cuerpo a 10°C o 15°C, lo que potencialmente le daría a los doctores dos o más horas para operar.
Si bien este tipo de hipotermia suele usarse en las operaciones de corazón, el proyecto de Tisherman será la primera vez en la que se usará para revivir a alguien que ha "muerto" antes de ingresar al hospital.
Tal vez la parte más sorprendente sea que el equipo drene toda la sangre del cuerpo y la reemplace por solución salina helada.
Tisherman explica que debido a que el metabolismo del cuerpo está detenido, no se necesita sangre para mantener vivas las células y la solución salina es la manera más rápida de enfriar al paciente.
Al igual que con cualquier investigación médica, existen retos en la transición de los experimentos de animales a las pruebas en humanos. Por ejemplo, los animales recibieron su propia sangre luego de la operación, mientras que los pacientes recibirán transfusiones que llevan semanas en los bancos de sangre.
Además, para infligirles la lesión se anestesiaron a los animales del experimentos. Los pacientes que ingresen a trauma habrán sufrido la lesión sin anestesia, lo que podría cambiar la forma en la que el cuerpo reaccione a la herida.
A pesar de esto, Tisherman se mantiene optimista. "Creemos que por lo general los perros y los cerdos responden de manera parecida a los humanos".
Otros doctores observan con atención.
