Tesla, inventor, ingeniero mecánico y físico, fue siempre una persona excéntrica ya sea por sus casi dos metros de altura, su genio o su particular manera de trabajar, encarnando perfectamente lo que hoy conocemos como el prototipo de “científico loco”.

Sin embargo, este prolífico inventor no ha obtenido el reconocimiento que merece por sus contribuciones al mundo moderno.

Si bien hasta el día de hoy muchos aún creen que la invención de la radio se debe a Guillermo Marconi, en realidad fue Tesla quien la llevó a cabo dos años antes. Además, en su invención Marconi utilizó por lo menos 15 piezas patentadas mucho antes por Tesla.

De hecho, en 1943 el Tribunal Supremo de EEUU anuló la patente de Marconi al comprobar que Nikola Tesla la había inventado años antes.

Cabe destacar, que a lo largo de su carrera Tesla pasó por similares situaciones, ya que no patentaba todos sus trabajos en gran medida, debido a que no realizaba planos para ejecutar sus inventos, sólo los pensaba y luego los construía tal como imaginaba.

Edison versus Tesla
Durante sus primeros años, Tesla trabajó en distintas compañías eléctricas y telefónicas de Europa, hasta que finamente decidió emprender un viaje hasta Estados Unidos, a trabajar con Thomas Alva Edison para desarrollar su carrera.

Pero el dinero no fue algo que abundó en la vida del inventor, por lo que llegó a Estados Unidos sólo con unas cuantas monedas en el bolsillo y una breve carta de recomendación escrita por uno de sus colega europeos, que decía: “Querido Edison: conozco a dos grandes hombres y usted es uno de ellos. El otro es este joven”. Leído esto, Edison lo contrató de inmediato.

Así comenzó una colaboración que podría haber resultado grandiosa para ambos, pero no fue así. Edison encomendó a Tesla mejorar los diseños que trabajaba referidos a generadores de corriente continua, tarea que fue cumplida superando las expectativas de Edison. Sin embargo, éste se negó a pagar los 50 mil dólares acordados por el trabajo y tampoco le subió el sueldo por lo que Tesla, enfurecido, abandonó la compañía.

Luego de esto se enfocó en sus estudios, convirtiéndose en padre de la corriente alterna, imponiéndose a lo propuesto por Edison y comenzando así una larga competición y enemistad a lo largo de los años.

Cuando el mundo aún se valía de velas o lámparas de gas para obtener un poco de luz y continuar realizando sus actividades diarias, Nikola Tesla realizaba impensadas experimentaciones con rayos X, magnetismo o transmisiones inalámbricas, entre muchas otras cosas, a pesar de no haber concluido sus estudios.



Torre Wardenclyffe
Pero el máximo anhelo de Nikola Tesla siempre fue la electricidad, de hecho fue un poco más allá: su idea era lograr transmitir de forma gratuita (sí, de forma gratuita) energía y comunicaciones inalámbricas, para lo cual trabajó varios años de su vida en un proyecto llamado Torre Wardenclyffe a principios de 1900.

Shoreham, Nueva York, fue el lugar elegido para construir la torre de alta tensión de más de 30 metros de altura, la que permitiría llevar a cabo telefonía comercial trasatlántica y demostrarle al mundo entero que era factible transmitir energía sin la necesidad de utilizar cables, basándose en la posibilidad de que la ionosfera y la tierra realizaran la función de conductores de la energía, todo ello sin costo alguno para los habitantes.

Sin embargo, los intereses económicos frenaron esta utopía, obligando a Tesla a cerrar Wardenclyffe antes de su demolición en 1917.

A pesar de su gran inteligencia y aportes a la tecnología, Tesla no desarrolló gran afición por el dinero, ya que no capitalizó sus ganancias y al final de su vida terminó viviendo solo y abandonado en la habitación de un hotel en Nueva York, donde fue encontrado muerto en 1943 a la edad de 86 años, de un aparente ataque cardíaco.



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