Cuando entró a la cárcel su documento llevaba el nombre de Karina. Al salir, pasó a llamarse Matías. Entre rejas terminó el Bachillerato y se recibió de ayudante de cocina. También encontró a su amor, Carolina.
"Era un hombre viviendo en un cuerpo de mujer", dice Matías Villanueva, un montevideano, afectivamente ligado a Durazno. Hasta hace poco se llamaba Karina y acaba de tramitar una nueva documentación, de mujer a hombre, a la vez que planea someterse a una operación de cambio de sexo en Chile.
Desde la niñez no tuvo dudas, supo claramente que su forma de ser, personalidad y género al que se ligaba, no se correspondía con los de una niña.
Matías Villanueva cuenta que cuando se decidió a "ser un hombre", a su familia no le llamó la atención.
"Ellos no se sorprendieron, mis movimientos al caminar, el hablar y tener determinadas actitudes, los fue guiando. Siempre me han acompañado en mi deseo de convertirme en hombre", dice Matías, un rato después de haber concurrido a la Oficina Electoral de Durazno, a tramitar la Credencial Cívica.
Mientras enseña los papeles que demuestran la gestión iniciada para obtener la Credencial, cuenta que ya dejó de llamarse Karina, y exhibe con orgullo la cédula que lo acredita como Matías Villanueva.
La cárcel.
Matías purgó una pena de cuatro años en el Centro Nacional de Rehabilitación (CNR) Femenino por haber cometido una rapiña con agravantes en Montevideo.
En la cocina del recinto carcelario, conoció a su actual pareja, Carolina, una mujer de 30 años de edad, quien sigue presa. Ahora, Matías quiere reinsertarse en la sociedad. "Sé que cometí un error, lo pagué y ahora apuesto a tener una vida ordenada y feliz", dijo.
"En el CNR femenino estuve en varios pisos. Primero, en el tercer piso, donde están, entre comillas, las más peligrosas; después, en el segundo piso donde están las que pueden trabajar con los cuidadores, y luego en el primer piso, que es de más confianza". Durante su alojamiento en el complejo carcelario no desaprovechó el tiempo y logró instruirse. "Estudié en la UTU, trabajé `adentro` y cuando salí, lo hice sin trabajo, pese a que ya tenía experiencia porque antes (de la cárcel) yo trabajaba de cocinera".
Tratamiento.
Desde los 21 años recibe hormonas masculinas para ir transformando su organismo, además de los tratamientos psicológicos y médicos para cumplir con su meta de tener un cuerpo varonil.
Asevera que está por cumplir el sueño de ser hombre. "Ser quien quiero ser. He dado un paso importante; cambiar la identidad de mujer a hombre", señala, al tiempo que anuncia que el paso siguiente será la transformación total y definitiva de su cuerpo.
"La operación en Uruguay no se realiza. Pienso ir a Chile, allí la operación es gratuita. Solo tengo que cubrir los gastos de pasaje, alojamiento y alimentación", comenta, señalando que se encuentra abocado a una primera operación, la de mamas, en Uruguay.
El tratamiento para esa cirugía, que se efectuará en el Hospital de Clínicas, no tiene fecha establecida, pero es su intención realizarla este año. Concretar su propósito le ha demandado 14 años de análisis y cambios de metabolismo.
En una entrevista concedida a la Revista Mujer, del semanario Página Cero, Matías sostiene que fue el segundo uruguayo, en obtener una nueva documentación, al amparo de la ley 18.620 relativa al derecho a la identidad de género y al cambio de nombre y sexo en documentos identificatorios, promulgada en noviembre de 2009.