Para colocarla, el hombre aprovechó un tratamiento dental y le pidió al odontólogo que le dejara en uno de sus dientes posteriores un diminuto orificio recubierto de metal. Ese hueco es utilizado como anclaje para una suerte de trípode minúsculo que sostiene la también diminuta cámara fotográfica, de tipo similar al que usan los cirujanos para registrar imágenes dentro del cuerpo humano.
Con esa cámara de quita y pon, Quinnell ha registrado imágenes de su vida cotidiana, así como de sus viajes por Italia, EE.UU. y Australia.
"Siempre me gustó experimentar con la fotografía. En un tiempo, trabajaba con equipos ‘indestructibles' a los que arrojaba desde edificios y cosas por el estilo. Y un día se me ocurrió colocar una en mi boca", explica en declaraciones citadas por Daily Mail.
En algunos casos, ha tenido que permanecer con la boca abierta más de un minuto para lograr una correcta exposición. En otros, recurre a la ayuda de un flash externo.
Semanas atrás, Quinnell inauguró en Bristol una muestra de sus "fotos bucales", que luego será exhibida en otras ciudades del Reino Unido.