El oficial de policía Jason Gates, de Kalamazoo (Michigan) conducía su coche por la carretera el pasado 9 de agosto cuando se percató de la extraña conducción del vehículo que tenía delante. Preocupado porque se tratase de un conductor ebrio lo siguió hasta que el vehículo se detuvo sin motivo aparente en medio de la calzada. Cuando Gates bajó a ver qué ocurría descubrió algo que no se esperaba: la conductora del vehículo se estaba atragantando y a eso se debía su errática conducción. De inmediato, puso en práctica la maniobra de Heimlich ayudándola a expulsar el objeto que obstruía sus vías respiratorias.
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