Cuando observamos una cara rápidamente formamos juicios de valor sobre el carácter de una persona, si son amables, dignos de confianza o competentes. Aunque esta primera conjetura no sea del todo precisa, la primera impresión puede influir en nuestro posterior comportamiento. Por ejemplo, la percepción de las imágenes faciales de los candidatos a un puesto de elección popular pueden predecir los resultados electorales.
Hoy en día, la impresión que creamos en los demás a través de las imágenes nuestra cara (“avatares” o "selfies") se están volviendo cada vez más importante, ya que las interacciones virtuales por medio de las redes sociales son cada vez más frecuentes.
Investigaciones anteriores han demostrado que muchos de los supuestos que hacemos pueden resumirse en tres dimensiones distintas: 1) accesibilidad, es decir, “¿quieren ayudarme o perjudicarme?”; 2) dominancia, ¿pueden ayudarme o dañarme?; 3) atractivo juvenil, ¿sería una buena pareja romántica o un rival?.
Para investigar estas suposiciones más a fondo, el equipo de investigación recolectó fotografías de Internet y analizó las características físicas de los rostros para desarrollar un modelo que pudiera predecir con exactitud las primeras impresiones.
Cada una de las 1000 caras fue descrita con base en 65 características diferentes, tales como la "altura de los ojos" o el "ancho de las cejas”. Mediante la combinación de estas medidas, el modelo podría explicar más de la mitad de la variación de los juicios de valor que los humanos hacemos acerca de los demás.
El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), demuestra la importancia que los rostros tienen en la creación de una buena o mala impresión. Este hallazgo proporciona evidencia científica de los procesos que subyacen en estos juicios, además de un dar un indicio de que la primera impresión es posiblemente una experiencia instintiva.
Incluso que los rasgos supuestamente arbitrarios en una cara puedan influir en las percepciones de las personas sugiere que la elección cuidadosa de una foto podría crear una buena o mala impresión ante los demás", señaló Richard Vernon, estudiante de doctorado que formó parte del equipo de investigación en la Universidad de York.
Nosotros hacemos las primeras impresiones de los demás tan intuitivamente que parece que no hay ningún esfuerzo. Creo que es fascinante poder precisar esta cuestión con modelos científicos. Ahora estoy revisando como es que estas primeras impresiones pueden cambiar dependiendo de las diferencias culturales o del género de los receptores o de las caras”, dijo la también estudiante de posgrado Clare Sutherland.
El demostrar cómo estas primeras impresiones provienen de la lectura de imágenes muy variables de caras, nos ofrece una idea de cómo nuestros cerebros realizan esta increíble forma de percepción", comentó el profesor Andy Young del Departamento de Psicología de York.