Foster y Romero han ideado una estructura prefabricada única que no necesitará andamios durante su construcción. Todo el aeropuerto estará bajo una cúpula continua de acero y cristal que no precisa aire acondicionado, ya que regulará de forma natural la temperatura. Asimismo, recogerá el agua de lluvia para su uso en las instalaciones.
El hall central del aeropuerto es la zona abierta más impresionante, con una distancia de cien metros entre columnas. Todos los servicios logísticos de la terminal circularán por túneles bajo la estructura. La estética del edificio se inspira en elementos de la arquitectura y el arte tradicional mexicanos. Se prevé que el edificio, de 470.000 metros cuadrados abra sus puertas en 2018.