
Es difícil renunciar a los instintos y este canguro está aquí para demostrarlo. Durante el período de lactancia, los canguros regresan a la bolsa de su madre para alimentarse. En ella están cómodos y se sienten seguros pues es el lugar dónde se han gestado. Cuando a este pequeño canguro le muestran una saco de tela, se acerca a olerlo e, impulsado por su instinto, se mete dentro. Es una pena que no tenga a su madre, pero ¿no es muy tierno la manera que reacciona?