En efecto, hubo insectos enormes pertenecientes a grupos ya extintos que vivieron durante la era Paleozoica y, en especial, del período Carbonífero al Pérmico Superior (hace 340 y 330 millones de años). Algunos de ellos son ancestros de las actuales cucarachas y correspondían a ejemplares del orden Paleodictyoptera. No obstante, los "campeones" en tamaño fueron insectos pertenecientes al extinto orden Protodomata, antepasados de las actuales libélulas. De acuerdo con el científico también hubo gigantismo en los Ephermeroptera, conocidos como moscas de mayo o efímeras. "El tamaño de algunas de estas "protocucarachas" -abunda el doctor Enrique Soriano, quien actualmente es jefe del Departamento de Zoología del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México -era muy grande. Las del género Mazotharios medían alrededor de 55 centímetros de envergadura alar".
¿Sólo las luciérnagas emiten luz?
Entre los escarabajos (orden coleoptera) hay amenos cinco familias emisoras de luz. Se trata de las Elateridae, Omalisidae, Rhagophtalmide, Phengodidae y Lampyridae; las dos últimas han sido mejor estudiadas. Aunque también se encuentran los Lepidoptera y Diptera. De las cinco primeras familias, los cocuyos (Elateridae), los trenecitos (Phengodidaes) y varios géneros de lampíridos abundan en los trópicos americanos.
Con respecto a los Phengodidae, el doctor en Ciencias Santiago Zaragoza, quien lleva 40 años estudiando estos insectos, menciona: "Imagínese usted que en la tierra está viendo un tren pequeñito con las luces de todas sus ventanitas encendidas. Y en el vagón de adelante, su faro".Las luminiscencia también se ha reportado en otros insectos: lepidópteros (mariposas), dípteros (moscas) y bálticos (cucarachas), pero de ellos no hay estudios suficientemente documentados.
¿Las moscas temen a las bolsas con agua?
Hay una mosca en la pared. Se prepara para volar. Busca un vacío en el espacio. Con lo poco que le permite su precario aparato visual, detecta una trayectoria sin obstáculos. Vuela al vació. De pronto, ¡una bolsa con agua! La mosca la descubre cuando ya está muy cerca, opero tan rápido como puede, se aleja.
Es que le tienen miedo", dicta la creencia popular. Las respuesta científica es menos entusiasta al respecto al efecto terrorífico de las bolsas con agua. "No sé si se pueda decir que le temen", explica Juan Pablo Guyabet, doctor en Entomología por la Universidad de Massachusetts. Es propicio recordar que las moscas ni siquiera poseen un cerebro desarrollado y, por tanto, tienen muy poca capacidad para recordar experiencias de miedo. "Podrían solamente estar relacionando a algunos estímulos. Tienen un campo visual muy reducido pero reaccionar, por ejemplo, a la reflectancia. Cuando se topa con la bolsa, percibe que ahí hay un objeto que debe de evitar, incluso similar a la apariencia de una telaraña, y se desvía. Eso es lo que podría estar sucediendo".