Se llama Rimicaris hybisae y es una especie de gamba que vive en fuentes hidrotermales en las profundidades de los océanos. Se descubrieron en abundancia entre otros sitios en dos de las grietas más profundas del Mar Caribe, la fuente hidrotermal Von Damm, a 2.300 metros de profundidad, y la Piccard, la más profunda del mundo, a 4.900 metros. Estos crustáceos viven justo en el borde de las grietas alimentándose de bacterias, a temperaturas casi cinco veces las del puto de ebullición. ¿Cómo pueden sobrevivir?
Lo hacen gracias a un proceso conocido como quimiosíntesis, según el cual los microorganismos, en ausencia de luz, se alimentan y obtienen energía de reacciones químicas. Utilizan en concreto el ácido sulfhídrico, abundante en estas grietas hidrotermales, para producir materia orgánica y sobrevivir. El ácido sulfhídrico es tóxico para los organismos en altas concentraciones, por las gambas, que son ciegas y tienen sensores termales, han logrado desarrollar un curioso mecanismo: situarse justo en un punto de las grietas donde hay suficiente agua oxigenada (y a una temperatura inferior a 400-450ºC) y a la vez agua rica en ácido sulfhídrico y bacterias para alimentarse.
Es un ecosistema único que puede ser la clave para entender cómo podría formarse vida microscópica y microoganismos en satélites como Europa, o en otros planetas con actividad hidrotermal. "Si un animal como este puede existir o no en Europa depende fuertemente de la cantidad de energía liberada allí en grietas hidrotermales", explica Emma Versteegh, del JPL.
Durante el 2012 y 2013, científicos del JPL descendieron a las grietas hidrotermales del Mar Caribe para recoger muestras de estos crustáceos y analizar sus características. La NASA ha publicado ahora estas nuevas conclusiones y el vídeo debajo sobre el proyecto. Entender cómo sobreviven estos crustáceos es vital para saber si podría existir vida en los mares subterráneos de Europa. Algo a su vez fundamental cuando enviemos allí un robot submarino a explorar sus profundidades. Llegará el día.
