Los lentes de contacto son un gran instrumento para dejar las gafas en casa y seguir viendo “como un lince”. Aunque algunos/as lo utilizan por motivos estéticos, las lentillas vienen muy bien cuando se practican deportes, nos bañamos en el mar o en la piscina, o hacemos actividades que suponen mancharnos. Imagínate lo molesto que es llevar gafas y que esté lloviendo o que te salpiquen gotas. Ahora bien. ¿Realmente son tan modernas las lentillas o estaban ya inventadas en la mente de un genio a la espera de buscar el material idóneo? 

La historia de la corrección de la vista no es tan moderna como pensamos. El origen de las gafas data de finales del siglo XIII, a manos de un artesano vidriero italiano. O al menos, eso es lo que se piensa, pues esto nunca ha sido concretado con exactitud. La pérdida de visión era un incordio para muchísimas personas, que veían cómo con el paso de los años se iba perdiendo capacidad de ver de lejos o de cerca, imposibilitándole tareas tan cotidianas en aquella época como la lectura o escritura, la costura o la caza o lucha.

Si las gafas tienen ya 800 años, según los datos históricos, las lentes de contacto, por supuesto, tenían que esperar bastante más. Sin embargo, no mucho más. Al menos la idea.

La historia de Leonardo da Vinci y los lentes de contacto
Tenemos que esperar alrededor de 300 años para que a un genio de la época se le ocurriese una sencilla forma de corregir la visión: introducir la cabeza dentro del agua permitía alterar la visión, ya sea para bien o para mal. Estamos hablando de alrededor de 1.508, lo cual era una proeza impensable para nosotros que una “lentilla” tuviese tanto tiempo.
Lógicamente, en aquella época no existía ningún material que pudiese ser sanitariamente higiénico y corrigiese la visión al introducirlo en nuestros ojos. Sin embargo, la idea estaba ya en el aire, sólo que aún faltaban los medios (como muchas cosas actuales).
Sir John Herschel

Tendríamos que esperar 300 años más…
300 años después de que Leonardo da Vinci sembrara la idea, Sir John Herschel, un astrónomo de origen inglés, se le ocurrió la idea en 1.827 de hacer moldes de ojos de personas con problemas de visión para acoplarle un “material” que corrigiese dicho problema. Sin embargo, hasta la fecha no había una solución factible a tal necesidad. Las gafas seguían reinando.
60 años después, FA Muller, un soplador de vidrio, fabricó la primera lente de contacto, de vidrio, a partir de la idea de John Herschel. En este año se creó la primera lente de contacto de vidrio.

Después de esta idea y su fabricación, tenía que pasar obligatoriamente por las manos de un médico, para diseñar una lente de contacto de cristal que no fuese dañina para el ojo y tuviese la curvatura ideal para corregir cada uno de los problemas de visión (miopía, astigmatismo, hipermetropía, etc.).

AE Fick (un médico de origen suizo) y Edouard Kalt (un parasitólogo) modificaron la fabricación de dicha lentilla de cristal y la adaptaron, de la mejor forma posible al ojo. Sin embargo y como es lógico, sólo podían estar unas pocas horas en el ojo sin que empezasen a originar problemas.

Dejamos atrás el siglo XIX…
No todo el mundo accedería a ponerse un trozo de cristal en el ojo para corregir su visión, estando aún las gafas y, cada vez con diseños más mejorados. Imagínate que, por cualquier causa, el cristal se rompe dentro del ojo...

Lo bueno es que la idea ya estaba inventada y cada vez más se iba puliendo. Tan sólo hacía falta un material nuevo, hipoalergénico, sencillo, barato, higiénico y cómodo de llevar.

Aquí es cuando el plástico hace acto de aparición en las lentes de contacto. 

Entramos en el siglo XX…
William Feinbloom
En 1.936, 3 años antes de la II Guerra Mundial, William Feinbloom (un optometrista de Nueva York) introdujo el uso del plástico para la creación de lentes de contacto con este material. Como aún se desconocía la manera de darle forma al plástico para corregir la curvatura del ojo (el origen de los problemas de visión), las lentillas de aquella época aún llevaban el centro de vidrio y un anillo de plástico rodeaba el centro,

Dichas lentes de contacto aún tenían que ser un verdadero suplicio para quien las llevara…
12 años después y sabiendo que el plástico debía de ser el material definitivo para las lentillas, se ideó la primera lente de contacto totalmente hecha de este material. Este hito se le atribuye a Kevin Tuohy, un óptico de origen americano.

El plástico se instauró de forma definitiva en las lentes de contacto

A partir de aquí y una vez que la idea del formato de la lentilla estaba resuelta, sólo quedaba mejorar el formato. Habría que hacerla más cómodas, mejorar aún más la visión, hacerlas más higiénicas y, en definitiva, llegar hasta las actuales lentes de contacto.

Sin embargo, aún se seguía con las lentes de contacto duras, que no terminaban de ser tan cómodas como las actuales.

A partir de 1.950, diferentes expertos en optometría y visión, mejoraron los materiales utilizados, como el hidroxietil metacrilato (HEMA), hasta llegar a las casi actuales lentillas de plástico blando.

Uso de lentes de contacto blandas y duras

En cuanto al uso actual de las lentillas blandas en comparación con las duras no hay color. Aunque hay una cantidad pequeña de la población que aún continúa usando lentes de contacto duras, el 90 % de las personas que usan este tipo de “instrumento de visión” las usa blandas.

No hay color, son más cómodas de poner y quitar, más cómodas, más higiénicas (se desechan antes), etc.

Las lentes de contacto desechables de 1 solo uso empezaron a ponerse de moda en 1.995. Están perfectamente indicadas para personas que usan esporádicamente lentillas, por lo que prefieren usarlas nuevas y tirarlas en cuanto les de un uso de un solo día.





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