Muchas cosas que las personas hacen o dejan de hacer acarrean arrepentimientos futuros. Es que tanto las decisiones audaces como las más conservadoras tienen su costado amargo. Algunos lamentan conductas impulsivas como haberse realizado un tatuaje o haber empezado a fumar. Otros se arrepienten de no haber viajado antes de formar una familia o poner la propia felicidad en segundo plano. Aquí, 15 decisiones que pueden llegar a causar frustración diez años después.
- Tatuajes Es frecuente que las jóvenes elijan grandes y complicados diseños florales en la parte baja de la espalda y con los años se arrepientan. Tampoco se ven tan bellos los diseños en la panza después de un par de embarazos. Los hombres, por su parte, pueden elegir dibujos muy susceptibles a pasar de moda en el brazo, como el signo de Superman que lucía Bon Jovi. Por eso, antes de someterse a la tinta y a la aguja, se debe pensar que los tatuajes son como el matrimonio: en teoría son de por vida, pero para desprenderse de ellos el proceso es largo y doloroso.
- Empezar a fumar Un cigarrillo entre los labios cuando se es joven es casi una cuestión de imagen. Es por eso que la edad de inicio en el tabaquismo suele ser baja. Sin embargo, cuando el cuerpo empieza a pasar factura al toser con mayor frecuencia, perder energía y brillo en la piel, así como también reducir el sentido del gusto y el olfato, abandonar la adicción cuesta demasiado. Expertos coinciden en que el tabaco produce tanta dependencia la cocaína. Por eso, reincidir con un segundo cigarrillo cuando el primero resulta feo es una decisión que cuesta dejar atrás.
- Dejar una carrera Resulta cansador estudiar y trabajar al mismo tiempo y como lo urgente reemplaza a lo importante, dejar la universidad es la primera opción que se cruza por la mente. Más allá de que esta decisión sea comprensible, son muchos los que se arrepienten, ya que una carrera no sólo abre las puertas para un trabajo mejor, sino que habilita a hacer cursos de posgrado para los cuales un título universitario es el requisito principal.
- Aferrarse a amores tóxicos Luchar y poner todas las energías en una persona que no responde con el mismo sentimiento puede parecer un desafío en un comienzo, pero es algo de lo que muchos se arrepienten en el largo plazo. Sostener un vínculo a cualquier precio, más allá de que existan señales de que debe terminarse es algo que se lamenta con el tiempo. Los enamorados olvidan que ninguna persona tiene derecho a hacer sufrir indiscriminadamente y elegir aferrarse a ese dolor es un gran obstáculo para el crecimiento personal.
- No dar espacio a los amigos Se puede priorizar las obligaciones en determinados momentos de la vida. Sin embargo, si este tipo de decisiones implica dejar a los afectos a un lado, pueden costar caro. Se dice de los amigos que son aquellas personas que están en las buenas y en las malas. Pero más allá de que algunos en verdad resulten incondicionales, la mayoría necesitan cuidados para no perderse en el camino. Un llamado de tanto en tanto garantiza preservarse de la soledad futura.
- Fotos o videos prohibidos Nunca se sabe cuándo los videos caseros de los encuentros íntimos o las fotos subidas de tono pueden saltar a la luz y más en tiempos en los que las redes sociales hacen que la globalización de datos e imágenes en tiempo real sea posible. Muchas celebridades lo lamentaron. Otras personas que no alcanzaron la fama también. Se desconoce cuándo este tipo de materiales pueden caer en manos despechadas con intenciones concretas de generar un daño.
- No haberse dado más gustos Si uno es de esa clase de personas que vive para los demás, en algún momento llegará ese instante en que se preguntará por qué no se dio más gustos, como regalarse tardes de relax, adquirir un objeto excéntrico y costoso o salir más a comer afuera. En ocasiones, vivir para el ahorro, las responsabilidades y el entorno puede acarrear arrepentimiento, en especial si se toman muchas obligaciones de joven.
- Postergar la maternidad Los estudios, una carrera, viajar por el mundo, no conseguir una pareja estable. Son muchas las cuestiones que llevan a las mujeres a retrasar el planeamiento familiar. Y algunas de ellas se arrepienten de no haber tenido hijos cuando ya es tarde. Hoy la ciencia trata de dar una respuesta y ofrece preservar la fertilidad mediante la criopreservación de óvulos. Sin embargo, estos tratamientos no son accesibles a todo el mundo por sus altos costos.
- No haber hecho “ese” viaje de soltero A diferencia de los que postergan tener una familia, están los que buscan formarla como prioridad. Pero toda decisión, por más que se esté muy convencido de tomarla, tiene un costado amargo. Muchos de los que se casan jóvenes y tienen hijos a cortas edades se arrepienten de no haber hecho un viaje más aventurero antes del matrimonio. Estas travesías incluyen mochilas, hostales de baja categoría, montañas y por qué no, ronda de bares no aptos para niños o cónyuges.
- Apostar todo en un solo proyecto Mensajes asociados al crecimiento personal recomiendan "focalizarse" a la hora de realizar apuestas fuertes. Sin embargo, cuando las cosas no salen como se esperaban, por ejemplo con un trabajo, una carrera o un proyecto de vida, son muchos los que se arrepienten de no haber estado atento a otras opciones que seguro se presentaron en el camino.
- No haber ido a algunos recitales Se sabe que los precios de las entradas de los shows de los grandes artistas internacionales suelen ser prohibitivos y desalentadores. Sin embargo, muchos de los que no pudieron asistir por falta de dinero o de ganas de desembolsarlo se arrepienten décadas después cuando los músicos pierden su “chispa”, dejan la actividad o simplemente fallecen.
- No haber hecho ejercicio Empezar con actividad física a edades tempranas es un buen negocio, no sólo por la estética sino también para la salud. Se sabe que a edades jóvenes cuesta menos aprender. Por eso, los expertos aconsejan que los hábitos saludables se adquieran de niños, desde la escuela. Esquivar el ejercicio hasta la edad adulta, cuando los dolores musculares se hacen presentes junto con el sobrepeso y los resultados no deseados en los análisis de laboratorio, suele ser causal de arrepentimiento.
- No decir las cosas Dejar cosas sin expresar puede generar rencor, malos entendidos, o incluso pérdidas afectivas importantes. El orgullo suele ser la prioridad tras un enojo, pero se va con el tiempo. Mostrarse estoico y soportar cualquier adversidad parece ser la única posibilidad en determinadas ocasiones, aunque poner un freno, a la larga, es mejor negocio. Por eso, si se encuentra la manera, soltar las emociones es lo más conveniente para no arrepentirse después.
- No priorizar la propia felicidad La felicidad no es un estado que cae del cielo, sino que se elige y se defiende. Priorizar el bienestar del otro no necesariamente hace a una persona altruista. Es más, hasta a veces puede llevarla a frustrarse y a proyectar pensamientos negativos hacia los otros. Es por eso que se debe recordar que para querer al prójimo, primero hay que quererse a uno mismo y hacer lo posible para mantenerse alegre.
- Acostumbrarse a la incomodidad Un trabajo no gratificante, un matrimonio que no se sostiene, el exceso de obligaciones autoinflingidas. Muchos suelen acostumbrarse a las situaciones incómodas y se justifican con frases como “no queda otra”. Si bien para determinadas cuestiones no existe una solución inmediata, para otras sí. Sólo es cuestión de saber reconocerlas y actuar. Quien mantiene una actitud pasiva frente a lo que sin duda no le satisface, es un candidato seguro al arrepentimiento.