La suegra anunció que en 15 días vendría a pasar unos días con la familia.

-No mas de una semana –le había dicho a la hija- ¡porque el inútil de tu marido es un insoportable!

El hombre, que vivía con su esposa y sus 3 hijos en una pequeña granja a las afueras del pueblo se desesperó, pues no soportaba la presencia de la madre de su esposa, quien siempre estaba dándole opiones que le molestaban y hacía permanentes críticas a su forma de educar a sus hijos, o a sus horarios, o a sus amigos…

Pensando en encontrar una solución se dirigió a la iglesia del pueblo para pedirle un consejo al cura.

El sacerdote, tras escucharlo atentamente, le preguntó:

-¿Tienes gallinas en tu casa?

-¡Si claro! ¡Tenemos unas cuantas! Respondió el hombre.

-Pues bien, mete unas 15 gallinas para adentro de tu casa y ven a verme en 3 días.

Salió raudo hacia su hogar intrigado con la solución sugerida, y preguntándose como rayos, 15 gallinas, mejorarían sus sentimientos hacia su suegra.

A los 3 dias, volvió a la iglesia y le dijo al cura que había hecho lo que había indicado pero que ello solo estaba empeorando las cosas, pues las gallinas eran una real molestia dado que se despertaban temprano, hacian ruido y lo ensuciaban todo…

- Perfecto! - Dijo el cura - ¿Tienes cerdos?

- Si! Muy buenos cerdos, gordos y bien cuidados.

- Excelente, entonces mete a 4 de ellos para adentro de tu casa, y ven a verme en 3 dias.

Nuevamente el hombre acató el consejo pero se mostraba cada vez más escéptico con respecto a los resultados. Al cabo de 3 días, regresó.

- Padre! No aguanto mas! Entre las gallinas y los cerdos nos estamos volviendo locos. El ruido es impresionante y el olor insoportable. No se puede caminar sin que uno de ellos esté en el camino, la casa es un desastre y mi mujer pasa el día enteo limpiando sin que se vean los resultados de su inmenso esfuerzo. No entiendo…

- Paciencia hijo ya falta poco –le interrumpió el sacerdote - Dime ¿Tienes alguna cabra en tu granja?

- Si padre –dijo con resignación el hombre- tenemos unas cuantas cabras que dan muy buena leche y nos permiten hacer un queso delicioso.

- Muy bien, entonces toma 5 de esas cabras y ponlas adentro de tu casa, y ven a verme en 3 días.

El hombre así lo hizo,  pero a esta altura ya se sentía mas desdichado y angustiado que si viviera con 5 suegras juntas, se sentía el peor esposo y padre sobre la tierra por hacer a su familia pasar por todo eso, y lo peor es que no entendía a dónde quería llegar el cura. Con razón pensaba que si antes la suegra lo criticaba y lo hacía rabiar con sus permanentes insinuaciones, ahora con toda la mugre de esos animales viviendo con ellos adentro de casa tendría muchos mas motivos para criticarlo severidad. O tal vez – pensaba- el plan del cura es que ella no aguante el olor y el ruido y se vaya el mismo día de su llegada. Pero conociendo al sacerdote que siempre buscaba la unión entre todos, y principalmente conociendo a su suegra, sabía que si encontraba la casa en esas condiciones con más razón se quedaría para darle rienda suelta a su acidez y de paso recordarle a su hija que ella siempre le dijo que casarse con él había sido una pésima idea.

Al cabo de 3 dias, cansado, sin dormir, maloliente, sintiendose perdido y a punto de romper en llanto, el hombre volvió a la iglesia.

-¿Cuándo llega tu suegra?- preguntó el cura.

-Dentro de 3 días – respondió el desgraciado hombre-

-Bueno, entonces haz lo siguiente: vuelve a tu casa, regresa a todos los animales al establo, limpia y ordena bien ven a verme en 15 dias.

Feliz con la nueva perspectiva volvió rapidamente a su casa y junto a su familia se pusieron a limpiar todo. Al cabo de 3 dias, nadie jamás sospecharía que habían estado unos cuantos animales viviendo allí, con ellos, pues la casa había quedado mucho mejor que antes…

Un mes despues, el hombre asistió a misa con su familia y se encuentró con el cura.

-Hijo – dijo el religioso- olvidaste de venir a los 15 dias como te había pedido ¿Vino tu suegra?

-Si padre, vino y estuvo hasta ayer con nosotros, ¡una persona maravillosa! Sin el ruido y el malo olor de los animales era un placer tan grande estar en la casa, era tanta la paz y la tranquilidad que había allí que hasta conversar con ella me resultaba una tarea placentera. Y por esas conversaciones me di cuenta que en realidad ella no era la bruja que yo creía, sino que se trata de una mujer amable, con mucha experiencia y que realmente tiene razón en muchas de las cosas que me decía. ¡Si hasta se quiso ir antes pero yo no se lo permití! En verano volverá, pero esta vez esperamos que se quede por lo menos 2 meses con nosotros…


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