La gente joven, especialmente los fanáticos de rock alternativo, están comprando más cantidades de discos, atraídos por la percibida calidad de sonido superior del vinilo y el ritual de poner la aguja en acción.
Sin embargo, aunque nuevos LP (del inglés Long Play) llegan a las tiendas todas las semanas, las destartaladas máquinas que producen los discos no han sido fabricadas en décadas, y una sola empresa provee aproximadamente 90% del vinilo no procesado que la industria estadounidense necesita.
Por tanto, las cerca de 15 fábricas en operación en EE.UU. que producen discos enfrentan obstáculos diarios debido a averías y escasez de suministro.
El negocio de la producción de discos de vinilo está cobrando vida, pero sigue subsistiendo con su último aliento, señalan analistas del sector.