La actriz italiana, una de las más hermosas de una cinematografía que ha dado rostros como el de Sophia Loren y Claudia Cardinale, por poner solo dos ejemplos, ha fallecido a los 78 años, 14 meses después que su marido, Franco Pesci, un arquitecto (y expresidente futbolero de la Roma) con quien estuvo casada durante más de medio siglo.

Como actriz, Virna Lisi (su verdadero apellido era Pieralisi), estuvo, sin embargo, en un segundo nivel, aunque llegó a participar en algunas producciones de Hollywood, por lo general como elemento decorativo, y fue premiada en los César y en Cannes como actriz de reparto por la película «La reina Margot» (1994), de Patrice Chéreau.

Virna Lisi apareció en más de un centenar de títulos, desde que debutó a los 17 años con «...e Napoli canta!» (1953). Al año siguiente, sus enormes ojos se asomaron a siete películas más y en 1955 a otra media docena de títulos, algunas veces solo como figurante. Era, de todos modos, la chica de moda del cine italiano e incluso en la incipiente televisión, gracias a algún anuncio. «Rómulo y Remo» (1961), junto al cachas de la época Steve Reeves, y «Coartada para un crimen» (1963), de Christian-Jaque, fueron dos de sus primeras películas importantes.

El cine del imperio no tardó en descubrir sus rasgos perfectos y en 1965 rodó junto a Jack Lemmon la divertida «Cómo matar a la propia esposa». No llegó a participar en una joya como «Con faldas y a lo loco», pero con Tony Curtis, el otro protagonista masculino de la obra maestra de Wilder, tranajó en la floja comedia «Bromas con mi mujer... no» (1966). Su aventura americana había llegado a una vía muerta en poco tiempo, aunque aún pudo vérsela en «Asalto al Queen Mary», al lado de Frank Sinatra, y en «El secreto de Santa Vittoria» (1969), junto a Anthony Quinn.

En esa época, por el contrario, rodó algunas de sus mejores obras en Europa. «Eva», que Joseph Losey consideraba su mejor película, «Señoras y señores» (1966), de Pietro Germi, y «La hora 25», de Henri Verneuil, son cintas notables. «Arabella» (1967), «Si hoy es martes, esto es Bélgica» (1969), «La gran bacanal» son otros de sus títulos más recordados, antes del lento y lógico declive de una artista cuya mayor carta de presentación era su belleza.

Visi, sin embargo, supo envejecer con dignidad y, sin perder nunca su atractivo, se convirtió en una intérprete superior justo cuando otra andan entretenidas en retoques estéticos. El mejor ejemplo es «La reina Margot» (1994), por la que recibió los mayores premios y las mejores críticas de su carrera. En los últimos años, apareció sobre todo en telefilmes y miniseries de televisión.




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