
En éste, un misterioso trineo azul apareció en medio de sus calles. Cuando la gente subía hasta él encontraban una pantalla que activaba una videoconferencia directa con el mismísimo Papa Noel, al que los vecinos pidieron aquellas cosas que más deseaban o necesitaba. Lo mejor de todo es que el altruismo no iba dirigido solamente a los más pequeños, sino también a los adultos, pidiendo cosas necesarias para su día a día y lejos de su alcance, como un motor, un caballo o una lavadora.